El Festival Quitonía fue uno de los eventos más importantes de las fiestas de Quito. Foto: EL COMERCIO
Puede pasar de la euforia a la sensibilidad; de la individualidad a la solidaridad; de la agresión al perdón. Diciembre es una montaña rusa de emociones para el quiteño. Es cuando se farrea y gasta más, ocurren más accidentes de tránsito y, al mismo tiempo, la gente se recobra más su espiritualidad.
Para los capitalinos, tres de las fechas más importantes del año ocurren en este mes. La Fundación de Quito, la Navidad y el fin de año alteran el día a día de las personas y las llevan a mezclar lo festivo con lo religioso y lo ritual.
Para Jorge Moreno, historiador, la fiesta más grande de las tres continúa siendo la Navidad, por la carga religiosa que mantiene a pesar de haber sido comercializada. Se la celebra desde la época de la Colonia, cuando las órdenes religiosas españolas se establecieron en Quito. En el siglo XVIII , gracias a la influencia italiana, se empezaron a introducir en los nacimientos vendedoras de frutas, gente bailando… Hoy, la capital cuenta con el Nacimiento más grande de Sudamérica: un pesebre iluminado de 30 metros de altura que se enciende solo en este mes, junto a la Virgen de El Panecillo.
Para Moreno la Navidad fue siempre una fiesta de carácter religioso donde se invitaba al compartir y a la solidaridad por parte de la Iglesia, de las familias, empresas y grupos de amigos. Este año, solo el Patronato Municipal San José agasajó a más de 90 000 personas.
El árbol de luces es una tradición anglosajona y germánica que empezó a echar raíces a partir de la primera y la segunda décadas del Siglo XX. Hoy, adornar la casa con árboles de Navidad, luces y guirnaldas es una tradición. Tanto así que noviembre y diciembre son los meses en los que más energía eléctrica se consume, según la Empresa Eléctrica.
Es además la época en la que se generan más desechos. Las cifras que maneja Emaseo, evidencian que en diciembre se recoge hasta un 10% más de basura que el resto de meses.
Es también el mes en el que las compras se activan. Según el SRI, el IVA que produce por las ventas de diciembre es el más alto del año. Esta cantidad se recauda en enero. Esta ha sido una constante, incluso, en buena parte del país.
Para constatarlo basta con visitar los centros comerciales saturados de compradores, o transitar por las calles que los rodean como la Amazonas, República, De los Shyris o la Mariscal Sucre.
Las luces, los brindis y la diversión vienen acompañados de altos índices de accidentes. Juan Zapata, de la Secretaría de Seguridad, reconoce que diciembre ha sido históricamente un mes complicado para la seguridad no solo en cuanto a accidentabilidad, sino por consumo de alcohol, riñas y robos.
Sin duda, la reina de los eventos masivos es la celebración de las fiestas capitalinas. Solo el Municipio organizó más de 286 eventos. En ninguna otra época del año, la agenda del Cabildo está tan llena de actividades populares. Ferias, bailes, presentaciones para todos los gustos… Esta celebración nació en 1959, con una serenata en el Centro, y hoy es la fiesta más grande de la capital. Este año, el presupuesto del Municipio alcanzó los USD 4,8 millones.
El balance de las fiestas de Quito y de Navidad 2014 fue positivo y según Zapata hay una tendencia a la baja en cuanto a muertes violentas y robos. Durante la primera semana de diciembre del 2013, por ejemplo, se registraron 8 homicidios. Este año hubo 4. Las muertes por accidentes de tránsito también registran un deceso del 14% .
El año viejo es también una fecha compleja pues en esta se registra un incremento de accidentes por uso de juegos pirotécnicos. Para evitarlo, este año se han realizado operativos conjuntos entre Policía y Municipio para impedir venta de pirotecnia. El quemar un muñeco en fin de año es una costumbre europea que se celebra desde la Colonia. Moreno explica que los pueblos europeos tienen la tradición de quemar lo viejo como ritual de esperanza a que vengan mejores días.
En la capital, la fecha coincide con la celebración de inocentes que empieza el 28 de diciembre. Se trata de una fiesta religiosa y profana en la que la sociedad busca alterar el orden con los disfraces y burlarse del mundo. Hoy, el Día de los Inocentes pasa casi desapercibido. Sin embargo, la ritualidad y los disfrazados se mantienen. Las calles se llenan de caretas, de uvas, de ropa amarilla y la gente se prepara para dar la bienvenida al nuevo año.