Alix Ardila, madre de la desaparecida, pide respuestas sobre el caso de su hija. Foto: Gabriela Castellanos / El Comercio.
Tras casi tres años sin noticias del paradero de la joven colombiana Carolina Garzón, su madre, Alix Ardila, pide respuestas a la Fiscalía. La tarde de este viernes 13 de marzo del 2015 se lleva a cabo en Quito la reconstrucción de los hechos ocurridos el 28 de abril del 2012, cuando Carolina desapareció en Monjas.
“Yo vine a buscar a mi hija, quiero respuestas”, dice la madre de Carolina, a quien lo único que puede calmarla es una hipótesis sobre lo que le pasó a su hija. La recuerda alegre y activa. Siempre buscaba la forma de superarse, narra. Buscaba cursos en Internet para especializarse en diferentes ramas del arte; la fotografía era su pasión, describe Alix y sus ojos se iluminan.
No va a dejar de buscarla. Dejó su trabajo para dedicarse por completo a dar con el paradero de su hija: vive entre Bogotá y Quito, haciendo esfuerzos con su familia para poder continuar con la investigación. Recuerda con tristeza una de las últimas conversaciones que Carolina tuvo con su hermana Lina a través de Facebook: “Le decía que le hacía mucha falta, que había estado llorando”.
Carolina Garzón nació en Colombia, pero “estaba enamorada del Ecuador”. Por eso todas las vacaciones de la universidad venía a conocer más de la cultura local. “Nos convenció de que viniéramos a vivir acá, estábamos buscando trabajos y casas, ahora nos vemos obligados a estar aquí pero por otras razones. Mi hija no aparece”, dice Alix y su voz se quiebra, no sabe dónde más buscar.
Luego de dos años y 10 meses sin noticias del paradero de Carolina Garzón, hoy se realiza una nueva reconstrucción de los hechos. La Fiscalía intenta levantar información que ayude a resolver una interrogante: ¿Cómo desaparece una muchacha de 22 años sin dejar rastro?
No es la primera vez que la Fiscalía realiza esta diligencia. Antes hubo dos reconstrucciones de los momentos previos a la desaparición. La diferencia es que en esta ocasión participarán también los amigos de Carolina, colombianos y argentinos, quienes, por el esfuerzo de la familia, podrán reunirse hoy. A la cita acudirán todas las personas que estuvieron con ella el viernes 27 de abril del 2012, un día antes de su desaparición.
Su madre Alix Ardila, su padre Walter Garzón y su tía Flora Ardila llegaron a Quito ayer jueves, procedentes de Colombia, para preparar los trámites previos para esta tarea. Desde esta mañana, en Criminalística se levantan los perfiles psicológicos de los actores principales que participarán en la reconstrucción de los hechos.
Carolina o ‘La Colombiana’, como le decían sus amigos, llegó en 2012 a Quito, desde Bogotá, para emprender un viaje por Sudamérica. Aquí se encontró con dos amigos de la Universidad de Colombia y se sumaron a la aventura dos chicas de nacionalidad argentina. Pero la joven se esfumó. Su madre dice que fue como magia, un día estaba y al otro no. Van casi tres años y nadie tiene idea de lo que pudo haber pasado.
Durante su estadía en Quito vivió en una casa en el sector de Monjas, específicamente en la entrada de Paluco. La zona está entre la Autopista General Rumiñahui y una quebrada que llega al río Machángara. En las primeras búsquedas que realizó el Grupo de Intervención y Rescate de la Policía (GIR), se encontró un saco y en el bolsillo derecho una nota escrita en una servilleta; allí rezaba: “Para Seba y Caro: nos vemos en la nochecita. Yo les mordí un pedacito. Oscariña”. Se refería a un pastel que un amigo les había dejado.
Pero lo curioso, además del hecho de que Carolina es zurda, es que luego de estar a la intemperie, con las lluvias y el viento, el saco y la nota estaban casi intactos.
“Es una evidencia plantada para desviar la investigación y lo lograron”, dice Alix. La conclusión que recibieron de la Fiscalía fue que Carolina se había ahogado en el río. “A mí no me pueden decir que se ahogó y ya, tienen que darme una información contundente sobre cómo pasó y dónde está el cuerpo de mi hija”. Su madre agrega que hasta un año y medio después de la desaparición se habían encontrado 12 cadáveres, ninguno correspondía a su hija.
“Hicimos sobrevuelos por todo el río y en la zona hasta llegar al reservorio (de Cumbayá) pero no encontramos nada”, indica Flora Ardila, tía de Carolina. La angustia solo seguía creciendo y cada vez parecía que se sabía menos de ella.
Alix se siente frustrada, por las interrogantes y las pocas certezas. Se sabe que el viernes antes de su desaparición se presentó con un grupo de percusión en la calle La Ronda, en el Centro de Quito. Por esa causa, hoy, la reconstrucción de los hechos se inicia en esta calle, a partir de las 18:00.
Se busca recoger datos sobre con quiénes pudo haber hablado ese día. El problema, asegura Alix, es que después de dos años y 10 meses esta diligencia se vuelve más compleja, porque las evidencias pudieron haber desaparecido, como Carolina, quien el 2 de abril cumplirá 25 años.