Imagínese esta escena: un aspirante a un cargo político va de casa en casa buscando votos. Usted lo recibe, le comenta todos los problemas que tiene su comunidad y el candidato le promete soluciones. Claro, a cambio de un voto a favor.
Aunque tirarse a la calle a hacer campaña sigue siendo una de las modalidades preferidas de quienes aspiran a un cargo electoral, las redes sociales se han convertido en una herramienta poderosa y prácticamente indispensable. Tanto así que 140 caracteres podrían hacer la diferencia entre la victoria y la derrota.
De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación de Ejecutivos de Ventas y Mercadeo de Puerto Rico (SME), casi un 90% de quienes tienen acceso a las redes sociales, siguen a algún partido o líder político.
El debate en las redes sociales va más allá de partidos políticos. En este ambiente diariamente reina la discusión de los temas que más preocupan a los electores. Las conversaciones podrían llegar a ser tan intensas como capaces de tener efecto en la imagen o percepción que se tiene de un político.
Un ejemplo reciente. El domingo 19 de agosto se celebró en Puerto Rico un referéndum para enmendar la Constitución en dos aspectos: reducir el tamaño de la Legislatura y limitar el derecho absoluto a la fianza. Las redes sociales jugaron un papel fundamental en este proceso. Las alternativas eran dos: Sí y No.
Los seguidores del Sí promovieron esta opción por todos los medios de comunicación. Por su parte, la campaña en favor del No en medios tradicionales fue limitada. Esta se desarrolló mayormente a través de las redes sociales y fueron los ciudadanos a favor de esa alternativa los que se encargaron de la “campaña social”.
‘Hashtags’ (palabras clave que unen tuits de distintos usuarios) como #NoyNo y #NoyNo19ago creado por el partido Movimiento Unión Soberanista, fueron algunos de los utilizados en los tuits sobre ese tema. ¿El resultado? El No resultó favorecido.
En la campaña venezolana
Mientras tanto, la batalla política que se libra en Venezuela desde hace más de una década tiene también su reflejo en las redes sociales, especialmente desde que el 27 de abril del 2010 Hugo Chávez entró a la arena del Twitter con su perfil personal (@chavezcandanga). Su objetivo, según anunció, era “tomar por asalto un espacio que los burgueses creen que les pertenece”.
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Más de dos años después, Chávez es el segundo jefe de Estado con más seguidores en Twitter en el mundo (3,3 millones, solo superado por Barack Obama) y el oficialismo ha extendido su guerra comunicacional al espacio de las redes sociales con mucha intensidad, especialmente desde el arranque de la campaña electoral presidencial, el pasado 1 de julio.
Para monitorear el intenso movimiento en Twitter durante esta carrera electoral, el periódico El Nacional desarrolló el Tweetómetro (www.tweetometro.net), una herramienta que hace un seguimiento detallado del intenso movimiento de las cuentas más influyentes de cada comando de campaña, y da una lectura en tiempo real sobre la fuerza, la influencia y el impacto de cada candidatura en Twitter.
Durante la primera mitad de la campaña, los pronósticos se cumplieron: más de 2,5 millones de mensajes relacionados con esta campaña corrieron por la red, y la oposición (encabezada por Henrique Capriles, @hcapriles) dominó con 59% hasta el 24 de setiembre, mientras Chávez tuvo un 41%. En todo caso, esta no sería la primera vez en que una tendencia mayoritaria en redes sociales termina siendo la minoritaria en el mundo “real”. El 7 de octubre el candidato Presidente ganó con 10 puntos porcentuales.
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Revanchas virtuales
Mientras, en México, se demostró que las redes sociales también sirven como parte del “revanchismo ciudadano”. En Twitter las personas exaltan los errores del político, se mofan de él o lo encaran, indicó Marcos Barraza, uno de los propietarios de E-Triunfo, empresa para campañas de publicidad y propaganda en la web.
El uso de redes durante la última campaña electoral mexicana estuvo poco enfocado en exponer propuestas sobre economía, desarrollo social y seguridad. Más bien se aprovecharon sobre todo para publicar información de sus actos proselitistas.
Ninguno de los candidatos contestaron las preguntas o ataques de los tuiteros, sino que más bien hasta quedó en evidencia que se contrataron robots (bots) para engrosar su lista de seguidores.
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Contraria a la experiencia mexicana es la colombiana. Entre los casos que más generan debate están el del ex presidente Álvaro Uribe Vélez y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Ambos usan Twitter de manera sostenida. Unos 80 tuits en promedio mandó en una hora Gustavo Petro en medio de una crisis provocada por bloqueos en el sistema de transporte masivo de Bogotá.
En ese país también se destacan las organizaciones ciudadanas como Manos Limpias y Colombia Soy Yo. Movimientos como #Semuevelacontrareforma fueron decisivos para “tumbar” la llamada Reforma a la Justicia, aprobada por el Congreso pero muy criticada por el favorecimiento que hubiese dado a congresistas con problemas judiciales.
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