A pesar de que las luciérnagas han dejado de alumbrar en las grandes ciudades, todavía podemos encontrarlas en algunos bosques cercanos.
Pero no son las únicas especies que brillan en la noche, también lo hacen ciertos peces, crustáceos, equinodermos e incluso algunos hongos. ¿A qué se debe tan singular característica?
La producción de luz de ciertos organismos vivos se conoce como bioluminiscencia y es un fenómeno frecuente en todos los niveles biológicos, especialmente entre las especies marinas. Esta capacidad se genera debido a un complejo proceso químico, en el que interviene la proteína denominada luciferina, la enzima catalizadora luciferasa, oxígeno molecular y una sustancia capaz de generar la energía necesaria para que se dé la reacción, llamada Trifosfato de adenosina (ATP). De este proceso se libera el exceso de energía en forma de luz intensa, que se concentra en una pequeña parte del animal, haciéndose evidente en la oscuridad.
Generalmente se habla de tres tipos diferentes de bioluminiscencia. Una de ellas es la intracelular, es decir, cuando ciertas células del propio cuerpo tienen la capacidad de emitir luz, desde la piel hacia el exterior. En ciertos casos este fenómeno se intensifica gracias a que ciertos animales poseen elementos iridiscentes como los cristales de urato, propios de las luciérnagas, o las placas de guanina de algunos peces.
También está la bioluminiscencia extracelular que es común en algunos crustáceos y cefalópodos abisales. Esta se produce a partir de la reacción entre dos sustancias químicas (la luciferina y la luciferasa) afuera del organismo, que al ser sintetizadas se almacenan en glándulas de la piel, produciendo luminosidad. Sin embargo, el fenómeno de bioluminiscencia más frecuente en los animales marinos se da por simbiosis con bacterias luminiscentes, es decir, cuando los animales almacenan bacterias luminiscentes que habitan libremente en el mar, en unas pequeñas vejigas denominadas fotóforos.
La bioluminiscencia, además de ser un fenómeno asombroso, cumple en determinados casos una importante función. En el caso de las luciérnagas, por ejemplo, ayuda en el apareamiento y la reproducción. En el caso de algunos pejesapos, sirve a modo de cebo; mientras que en algunos cefalópodos y gusanos Phrixothrix, funciona como un mecanismo de defensa para confundir a los depredadores. Además, también se encontraron especies de hongos que se ven fluorescentes en la oscuridad, creando un jardín de estrellas en la tierra. Al parecer son siete las especies de setas de la familia Mycena que han desarrollado este mecanismo. Estos hongos, que pueden pasar inadvertidos durante el día, se pueden encontrar en diferentes puntos del planeta como Japón, Malasia, Puerto Rico, Belice, Jamaica, República Dominicana y también en Ecuador.