La subestación El Inga comenzó a operar desde ayer y distribuirá la energía que viene del Coca-Codo Sinclair. Foto: Diego Pallero /EL COMERCIO
La falta de liquidez en la caja fiscal, producto de la caída del precio del petróleo, incidió en el retraso de los nuevos proyectos hidroeléctricos. Esa fue la explicación que dio ayer 5 de abril del 2016 el presidente Rafael Correa para justificar el retraso que tendrán siete centrales hidroeléctricas para entrar en funcionamiento.
Esas plantas debían operar en el primer semestre de este año, según el cronograma oficial, pero lo harán recién a finales del 2016.
“El año pasado ajustamos USD 3 200 millones; esto es, 3,2% del PIB. Este año estamos ajustando el 2,8% del PIB. En esos dos años, el 6%. Siempre dijimos que la variable de ajuste sería la inversión. Eso significa que nos hemos demorado un poco más de lo previsto para tener todas las hidroeléctricas. Queríamos tenerlas en el primer semestre del 2016 y las vamos a tener todas a finales del 2016”, dijo el Mandatario ayer en la inauguración de la subestación El Inga.
Esta es la mayor subestación construida en el país y servirá para distribuir la energía del Coca-Codo Sinclair y mejorar la transmisión de energía en Pichincha y las provincias del norte del país.
Esta infraestructura tuvo una inversión de USD 108 millones y forma parte del nuevo sistema de transmisión de 500 kilovoltios (kV) de 600 kilómetros que permitirá evacuar la energía de las nuevas centrales.
Desde el 2010, el Gobierno viene impulsando ocho proyectos hidroeléctricos con la contratación directa de empresas de China, Rusia y Brasil y, en su mayoría, financiadas con créditos de bancos de esos mismos países.
De ese grupo, el año pasado fue inaugurada la central Manduriacu, cuya construcción estuvo a cargo de la empresas brasileña Odebrecht. De las siete restantes, las más avanzadas son Sopladora y Coca-Codo Sinclair.
La primera se encuentra actualmente en etapa de pruebas y comenzará a entregar energía en firme a partir del próximo mes, señaló el ministro de Electricidad, Esteban Albornoz.
El funcionario destacó además que en las próximas semanas comenzarán a operar en firme cuatro de las ocho turbinas del Coca-Codo Sinclair, que tienen una potencia conjunta de 750 megavatios (MW). Es decir, cerca de un 68% de la potencia de la central Paute Molino.
El resto de las unidades del Coca-Codo irán ingresando en los próximos meses. Las restantes cinco centrales tienen retrasos que van desde cuatro hasta nueve meses en caso de que se inauguren hasta finales de año. “El tema de la liquidez sí nos ha complicado un poco, pero vamos a salir”, reconoció a Albornoz.
El Ministro añadió que, en orden cronológico, ingresarán este año los proyectos Toachi-Pilatón, Minas San Francisco, Delsitanisagua, Mazar-Dudas y Quijos. Respecto a este último proyecto, el Gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador, dijo que se contrató a la firma ecuatoriana Proyaben para avanzar en el túnel, que forma parte de la ruta crítica.
Este proyecto, al igual que el Mazar-Dudas, estaba a cargo de la empresa china Cneec, pero fue declarada contratista incumplida.
Respecto a los retrasos en las centrales hidroeléctricas, el ministro de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda, dijo que en el caso del Coca-Codo es un proyecto que ha sido postergado hasta por 30 años. El funcionario insistió en que siempre hay dificultades de tipo geológico en cualquier proyecto subterráneo, pero que para el próximo año se logrará un ahorro de USD 1 000 millones en importación de combustibles.
Albornoz añadió que las nuevas hidroeléctricas han permitido transformar al país, que dejará de ser importador de energía y ahora exportará. Solo por la venta de energía a Colombia se espera una rentabilidad de USD 100 millones este año, descontado los costos operativos.