En el punto de distribución ubicado en la calle Piedra y Moro Moro, en el sur, acuden cerca de 20 vehículos para repartir el gas. Lo hacen desde las 07:00. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO.
La utilización de gas licuado de petróleo (GLP) en la ciudad se remonta a 1957, cuando empezó su comercialización. Este combustible importado reemplazó a las cocinas de kerex y al uso de la leña.
Los primeros cilindros de gas se importaron de Italia. Se trajeron 3 000 bombonas de 10 kg y 2 000, de 15 kg, según la tesis de ingeniería de Mariela Sánchez, de la Politécnica Nacional y ratificada por el excronista de la ciudad, Juan Paz y Miño.
Casi seis décadas después, la red de distribución del gas, que implica su almacenamiento, el manejo de los cilindros su transporte a domicilio y su manipulación en el hogar, ha tenido pocos cambios y también se reflaja un vacío en el control.
Desde hace seis años, los accidentes por su uso han ido en aumento. En lo que va del 2015, se han reportado 267 fugas de gas y 22 explosiones. El año pasado fueron 881 y 65, respectivamente. La situación preocupa de tal forma que ayer, 23 de marzo del 2015, se presentó un plan interinstitucional.
Bomberos y el ECU 911 buscan atender con rápidez las emergencias por fugas y realizar revisiones preventivas de las instalaciones domésticas.
La propuesta de este plan es reforzar toda una cadena de control. Por ejemplo, hay lugares de almacenamiento donde los cilindros están junto a llantas de camiones o sobre maderos, materiales que facilitarían su combustión en caso de un incendio. La mayoría de personas que almacena y distribuye los cilindros tampoco usan ropa adecuada, lo cual es es una norma; a lo mucho están ataviados de guantes.
En los centros de acopio y en los vehículos se lanzan los tanques o se los hace rodar. En el traslado de los cilindros hay golpes y fuertes caídas. Elbin C. es un distribuidor de gas en la parroquia de Tumbaco. Él baja los tanques de forma rápida y brusca. “No se los puede cargar con facilidad. Son demasiado pesados y tengo problemas con mi espalda y cuello”, dice.
La Secretaría Metropolitana de Seguridad anunció que junto con la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) verificarán que los carros que distribuyen gas tengan todos los permisos. El año pasado, 344 tenían los papeles en regla. Este año, hay 44 registrados.
Pese a esta realidad, el grueso de los accidentes por el uso del gas se presenta en los hogares. Éber Arroyo, comandante de Bomberos de Quito, asegura que estos se dan por las mangueras y válvulas en mal estado o que son mal utilizadas.
Las competencias y responsabilidades sobre el control entre la Agencia de Regulación y Control de Hidrocarburos (ARCH) y, en el caso del Distrito Metropolitano, el Cuerpo de Bomberos, no es claro.
La primera entidad pone énfasis en los controles aleatorios de los 443 puntos de acopio que tiene registrados. El proceso implica la revisión de la señalética, la infraestructura, la seguridad y el estado de los cilindros. Según la entidad, el mantenimiento de los tanques es responsabilidad de la empresa comercializadora. También tienen responsabilidad en los vehículos repartidores.
Pero los Bomberos manejan otros datos respecto a los centros de distribución. Maricruz Hernández, de la Dirección de Prevención de Incendios, informó que en el 2014, 224 locales dedicados al abastecimiento de gas solicitaron la Licencia Única de Actividades Económicas del Municipio.
Cuando se hicieron las inspecciones, 38 locales no aprobaron. Hernández indica que pueden existir locales ilegales.
En los tres últimos años, por mayor seguridad, los departamentos modernos empezaron a diseñarse con sistemas de gas centralizado. Pero no son más de 1 200 los predios.
En estos lugares también se registraron accidentes que, incluso, dejaron víctimas mortales. Pese a que la gente relaciona al tanque de gas y al sistema centralizado con un potencial desastre, no son la principal causa de los accidentes.
La negligencia de las personas al manipular cocinas y calefones y las malas condiciones de mangueras y válvulas son los elementos que más víctimas han causado en Quito.
A los problemas se añade el libre albedrío que hay en el precio del cilindro; hay lugares donde se paga USD 4,50 por la bombona de 15 kg, argumentando la ubicación del predio.
No olvide
Evite golpear el tanque, dejarlo caer o rodarlo. Los cilindros dañados deben arreglarse en los talleres especializados.
Nunca almacene los tanques degas con otros combustibles; en lugares sin ventilación; o junto a desagües o cañerías.
En caso de fugas de GLP ventile el lugar. No encienda artefactos eléctricos, velas, fósforos o algún aparato eléctrico.
Llame al ECU 911 para recibir visita de técnicos si es que tiene dudas sobre el estado de las instalaciones de gas.