Mi último escrito incomodó a autoridades del anterior gobierno municipal. Las verdades saltan a la vista y no pretendo desdorar la monumental obra realizada que, en su mayor parte, será juzgada por la historia.
No existen obras importantes que puedan minimizarse por críticas hechas con respecto a sectores específicos si se tiene pruebas vividas en carne propia por ciudadanos responsables que cumplen con sus obligaciones.
No existen hombres dioses infalibles ni obras perfectas. Un líder puede perder la visión ante realidades diarias, pequeñas, obviamente, ante los visibles proyectos que engrandecen las ciudades. Esto, un paréntesis para continuar con el tema que nos ocupará en los meses venideros; las promesas y cumplimiento del gobierno local entrante.
Esta administración deberá continuar lo emprendido, sin desvalorizar lo realizado, si prueba haber brindado resultados positivos. Esperanzados, buscamos el cambio radical, sin temor, de todo aquello que no ha sido de provecho para el desarrollo de la comunidad y que ha desatado la anarquía en campos específicos.
Deberá continuar con el consensuado Plan Siglo XXI, creado por Quito, con el valioso aporte de sus gremios, organizaciones sociales, y la ciudadanía, además de técnicos especializados en distintas áreas de desarrollo. No debe descontinuar, sino re iniciar el Plan Maestro de Transporte que no cumplió sus metas, ni en resultados ni en tiempos propuestos.
Todos estudios, aclaremos, pagados por los propios ciudadanos a través de sus impuestos. Que el crecimiento de la ciudad se respete según los enunciados de la planificación moderna. Que no nos hagamos de la vista gorda con regulaciones de alturas y densidades. Que el valle de Tumbaco se respete y guarde, como el sector residencial verde de la ciudad. Que no sea una repetición de la metrópoli colapsada.
Que al Plan Q se cumpla, sus falencias corregidas, por el bien de todos los que dedican sus esfuerzos al turismo y, finalmente, sea el inicio de una real economía de ciudad, más indispensable que nunca, creadora de miles de empleos y, esto a su vez, obligue al cumplimiento de todos los temas antes mencionados, hacia una ciudad competitiva.
“Debemos volvernos a encontrar, volver a ser amigos, perder el miedo y recuperar los lugares de encuentro”. Frase propuesta por Augusto Barrera que podría englobar estos temas y más.
Es verdad, perdimos nuestro rumbo, la amabilidad desaparece ante el estrés diario de una ciudad poco amigable. El miedo no nos dejará mientras no exista respeto y seguridad a todo nivel. Los lugares de encuentro se respetarán cuando la autoridad exija que las ordenanzas sean para todos. El Cabildo debe ser un centro de trabajo no una mesa de negociaciones políticas.