Entrevista a Juan Pablo Pozo, vocal de la función electoral. Es abogado cuencano y trabajó como funcionario de la Asamblea en la época de Fernando Cordero. Sostiene que el CNE debe acercarse más a las comunidades para evitar el centralismo.
El 29 de noviembre dos de ustedes dirán adiós al Consejo Nacional Electoral (CNE)…
Fuimos electos para seis años. El 29 de noviembre del 2011 iniciamos nuestras funciones y en este primer CNE habrá una renovación parcial. La Constitución establece que dos de los cinco consejeros terminarán sus funciones el 29 de noviembre. Estos nombres se establecerán mediante un sorteo que dependerá del Consejo de Participación.
Existe un ambiente de incertidumbre en el CNE porque el futuro laboral de los consejeros y sus colaboradores depende de un sorteo, y que eso les inquieta
El Consejo de Participación deberá aprobar un protocolo y esclarecer ante la opinión pública cuál será el mecanismo de sorteo, si a través de papeles o de bolas… Pero a nivel personal, sé que todos cumpliremos con nuestras funciones hasta el último día.
Usted ha impulsado proyectos sobre la democracia comunitaria, ¿cuán importante es esta práctica?
Hay una deuda histórica de empezar a trabajar con las bases en el territorio e impulsar la democracia comunitaria. Ni en la Constitución ni en el Código de la Democracia está definido este tipo de prácticas, pero somos los responsables de la capacitación cívica.
¿Cómo llegar a esos espacios comunitarios?
Hemos realizado cinco escuelas de formación de líderes en El Oro, Azuay, Loja, Cañar y Zamora Chinchipe, con unos 400 alumnos. En este marco, son ellos los que deciden qué tipo de contenidos desean recibir. Temas como el cooperativismo, justicia indígena y formas de organización y liderazgo son los predilectos. Lo importante es que se mejoren los canales de comunicación para la toma de decisiones.
¿Cómo se incorpora el principio de interculturalidad en estas actividades?
Los dos estudiantes más destacados de cada curso trabajan en las delegaciones provinciales. En Loja ya existen mujeres Saraguro que atienden en esas instalaciones. Así incorporamos el principio de interculturalidad. Además, toda la señalética de los edificios de Azuay, Loja y Cañar está en dos idiomas: quichua y castellano. En el caso de Zamora, también está el shuar.
¿El centralismo sigue siendo un problema para la administración electoral?
Tenemos 24 delegaciones provinciales. De acuerdo al Código de la Democracia son unidades desconcentradas, pero en la práctica esta se limitaba a la cabecera provincial. El CNE no llegaba a los cantones, pero hoy es una obligación tener presencia en estos espacios para desconcentrar de forma objetiva la actividad electoral.
¿El proyecto será replicado a nivel nacional?
El Presidente del CNE ha pedido que esta iniciativa se extienda a las 24 provincias. Arrancamos en Pichincha, Pastaza, Chimborazo, Bolívar y Cotopaxi. En el Ecuador hay 14 nacionalidades y 18 pueblos, pero ellos desconocen sus derechos colectivos. El objetivo es que se empoderen de ellos. Lo que buscamos es que el CNE no se quede de forma inmóvil ni que se active solo en procesos electorales ni abra las puertas solo para entregar certificados de votación.
La Función Electoral prepara una propuesta de reforma al Código de la Democracia. ¿El tema de la democracia comunitaria será considerado?
Durante los encuentros, los ciudadanos que viven en las comunidades pidieron ser considerados para que el Código de la Democracia tenga un carácter intercultural y comunitario. Es el reto.
¿Para cuándo se presentarán estas reformas? Llevan un año anunciándolas…
En octubre habrá talleres internos tanto en el CNE como en el Tribunal Contencioso; en noviembre los dos organismos juntos deberán preparar una sola propuesta.