Los conflictos civiles son los que dejaron más fallecidos en Ecuador

En 1991, el cólera puso en emergencia al país; se convirtió en epidemia. Fotos: Archivo  EL COMERCIO

En 1991, el cólera puso en emergencia al país; se convirtió en epidemia. Fotos: Archivo EL COMERCIO

Heridos en la Guerra de los 4 días; del libro ‘Nueva Historia del Ecuador’. Foto: Archivo histórico del Ministerio de Cultura

El nacimiento de la República, en 1830, coincidió con un ‘boom’ de población a escala mundial. Solo en el siglo XIX, el número de habitantes en Ecuador pasó de 500 000 a un millón.

El aparecimiento de las vacunas (desde 1 800) frenó las muertes masivas, especialmente de niños, por pestes y enfermedades.

De ahí que la factura más alta de fallecidos en la historia republicana no corresponda a enfermedades o fenómenos naturales -salvo casos excepcionales- sino a las guerras civiles, como señala el historiador Enrique Ayala Mora.

La etapa más sangrienta fue la revolución liberal, entre 1895 y 1912. Desde que Eloy Alfaro ganó la batalla de Gatazo, hasta que fue asesinado en Quito. Hubo 4 350 fallecidos.

El historiador Carlos Landázuri advierte que se debe considerar que antes y después de la Independencia Ecuador estaba aún en una era preestadística. Esto hacía que solamente se cuente con subregistros.

En las guerras, la mayoría no moría por las balas o los enfrentamientos directos con el enemigo en el campo de batalla, sino por infecciones.

Solo en la del 22 de agosto de 1896 perdieron la vida 1 250 personas en Cuenca, lo que representaba una cifra escandalosa pues para la época los ejércitos eran de unos 2 000 soldados.

Las guerras civiles dejaron más fallecidos en comparación a las que se dieron con otros países: cuatro con Colombia y tres con Perú; siendo la de Paquisha y la del Cenepa las más recordadas por los ecuatorianos.

Ayala Mora destaca que hubo un culto diferente a la muerte según el tipo de enfrentamiento y que aún se mantiene en el imaginario social.

Las personas que perdían la vida defendiendo al país de tropas extranjeras eran consideradas héroes y se les entregaba a sus familias reconocimientos, se levantaban esculturas y se nombraban cuarteles o calles con sus nombres para recordarlos. En cambio, los muertos de las guerras civiles eran vistos por unos como héroes y por otros como villanos, según el bando con el que se los identificaba.

El último gran conflicto civil que se dio en el Ecuador fue la Guerra de los Cuatro Días, en 1932. Entonces, Neptalí Bonifaz ganó la Presidencia con apoyo de los conservadores y liberales, pero fue desconocido por el Congreso y la gente salió a las calles a combatir. De ahí en adelante habría hechos sangrientos como la represión a los obreros en la huelga general de 1922 en Guayaquil, pero que no tuvieron el carácter de guerra civil.

Entonces, los episodios fúnebres masivos comenzaron a vincularse más a fenómenos naturales y enfermedades. Como los terremotos de 1987 que afectaron a Imbabura. Ahí hubo 1 000 fallecidos, como lo registró Vicente Albornoz el 27 de octubre del 2013 en este Diario. Aunque no se comparó con el de 1868, que acabó con la mitad de la población de Ibarra, según el historiador Jorge Moreno.

En 1991, el cólera puso en emergencia al país; se convirtió en epidemia. Fotos: Archivo EL COMERCIO

En 1991, en cambio, el cólera hizo que el país se declare en emergencia sanitaria. En agosto de ese año, las autoridades de Salud registraron 581 muertos. La Región tuvo que sumar esfuerzos y recursos para poder afrontar la pandemia.

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