Las columnas de ceniza del volcán Reventador no son tan grandes para llegar a Quito

A las 20:48 del 7 de noviembre del 2016, desde el mirador del hotel, la imagen térmica muestra una explosión, que alcanzó una altura de cerca de 2 km y cubrió de material piroclástico los flancos del cono. En hacia la izquierda de la imagen se observa el

A las 20:48 del 7 de noviembre del 2016, desde el mirador del hotel, la imagen térmica muestra una explosión, que alcanzó una altura de cerca de 2 km y cubrió de material piroclástico los flancos del cono. En hacia la izquierda de la imagen se observa el

En la foto, tomada el 7 de noviembre del 2016, se observan los flujos de lava en el flanco oriental del y nororiental volcán El Reventador. Fotografía e Imagen: M. Almeida IG-EPN.

El cielo despejado de este lunes permitió observar las emisiones de vapor y ceniza que son arrojadas por el volcán Reventador, ubicado en la provincia de Napo.

El volcán siempre se ha caracterizado por ese comportamiento desde el 2002, cuando se reactivó con una fuerte erupción. El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional señaló la tarde de este lunes 23 de enero del 2017 que la actividad del volcán “está caracterizada por frecuentes explosiones”, las cuales son observadas cuando la zona está despejada, como ocurrió este lunes. “No hay cambios en la actividad desde hace varios años. La mayoría del tiempo, la caída de ceniza es en las zonas cercanas al volcán. Ocasionalmente se reportó caída en la población de El Chaco”, indica el reporte del Geofísico, publicado a propósito de la circulación de varias fotografías en las redes sociales sobre la columna de ceniza que sale de su cráter.

Las columnas de ceniza que emite constantemente el volcán Reventador no son tan grandes ni fuertes para llegar hasta Quito, como ocurrió en el 2002.

Por la dirección de los vientos, el polvo volcánico se ha dirigido hacia los poblados de Cascabel (10 a 15 kilómetros del coloso) y El Chaco, en la provincia de Napo. Eso ocurrió la semana pasada y posiblemente, ayer, cuando se vio otra columna.

Patricia Mothes, vulcanóloga del Instituto Geofísico, explica el comportamiento de este volcán, muy activo desde el 2002 cuando arrojó una gran nube de ceniza que se dispersó por el cielo de la capital ecuatoriana.

A las 20:48 del 7 de noviembre del 2016, desde el mirador del hotel, la imagen térmica muestra una explosión, que alcanzó una altura de cerca de 2 km y cubrió de material piroclástico los flancos del cono. En hacia la izquierda de la imagen se observa el descenso de un flujo de lava por el flanco norte del cono.

En ese año, la columna de su erupción se elevó de 16 a 17 km y se dirigió hacia el occidente del volcán. La caída de ceniza “tuvo una afectación regional significativa”, pues se tuvo una acumulación de entre 1 y 2 mm de ceniza en Quito. También se presentaron flujos piroclásticos que afectaron la carretera y los oleoductos.

En la página web del Geofísico se indica lo siguiente: “Desde entonces el volcán ha permanecido con una actividad de tipo más efusivo generando flujos de lava y algunos periodos explosivos de magnitud moderada que generan columnas de explosión de 1 a 2 km de altura”.

Mothes comenta que en la actualidad las columnas que se han producido no tienen más allá de 2 a 3 kilómetros de altura sobre el cráter, por lo que son muy limitadas y de muy poco alcance.

Esas columnas tendrían que tener una altura de 5 a 6 kilómetros y deberían ser sostenidas; es decir, durar mucho más tiempo. Las emisiones actuales duran segundos o minutos, y no decenas de minutos u horas, como para poder llegar a Quito.

En el reporte diario de la mañana de este lunes 23 de enero que publicó el Geofísico se informó que “el volcán mantiene su actividad alta. Se han observado emisiones con contenido moderado a bajo de ceniza con dirección norte, las mismas que no sobrepasaron los 3 000 metros sobre el nivel del cráter”.

Este tipo actividad -indica el informe- “es habitual desde hace varios años, pero en días como los actuales, en los que el volcán permanece despejado es posible observarlas, por lo que no representa una actividad anómala”.

El Reventador también se ha caracterizado por la presencia de episodios de incandescencia y flujos de lava, que se han quedado en la caldera, en donde se asienta la boca o cráter del volcán. La actividad del Reventador es considerada como alta.

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