¿Por qué aumentan de forma exponencial en los medios privados los editoriales y columnas que son críticas con Correa y su gobierno? Que representan a la oligarquía y la partidocracia, diría el oficialismo. Tal argumento ha sido comprado por las mayorías, que en general no leen diarios y cuando lo hacen rara vez revisan la opinión. Pero no es tan simple.
La desconexión entre gran parte de la opinión publicada y la postura del grueso de la población -vea cualquier encuesta sobre popularidad presidencial- es clara en el Ecuador de hoy. Se trata de una disociación entre los círculos rojo y verde, según términos que usan los estrategas políticos.
¿Cuál de los dos tiene razón? Ambos en cierto sentido, pues procesan la misma realidad, pero desde distintas aristas.
Las diferencias entre las percepciones de los círculos se explican por su naturaleza. El rojo es díscolo, se allega de mayor información y no compra ideas a través de ‘spots’ televisivos o discursos de tarima, sino de argumentos y evidencias. El verde, en cambio, hace un análisis menos complejo y con indicadores más ligados a su vida diaria y emociones.
Aducir que el círculo rojo -al que leen y pertenecen las personas más informadas y educadas- es una suerte de grupo confabulado contra el Gobierno, es mentir. Hay columnistas de todas las tendencias. También hay quienes escriben sin rigor y prejuicios ideológicos, cierto. Pero hasta esas son voces necesarias para la democracia, igual que la investigación periodística que tanto molesta al poder.
Aunque hoy están separados, tarde o temprano los círculos se acercarán alentados por realidades como la delincuencia, el reiterativo verbo autoritario de Correa, o la repetición de la inconsistente tesis del intento de golpe de Estado. Pueden apurar el acercamiento el aumento de la pobreza, que como acaba de reportar Cepal pasó de 39 a 40,2 por ciento entre el 2008 y 2009.
El círculo de adoración del Gobierno es el verde, allí ha puesto sus baterías. Me refiero a ese bombardeo de propaganda que difícilmente sale avante del tamiz crítico del círculo rojo.
Correa no debería descuidar a este círculo creciente. Se trata de ofrecerle argumentos y evidencias de que lo que está haciendo es lo correcto. Si una parte importante del círculo rojo lo apoya -como ya sucedió en el pasado- será porque realiza acciones y políticas con bases sólidas.
Escuche a estas voces, Presidente, que desde su trinchera construyen ciudadanía. Además, la imagen de su Gobierno en la historia será en parte descrita por gente de este círculo rojo: historiadores, comunicadores, ensayistas, etc. Son los “sociólogos vagos”, mote que le puso uno de sus antecesores, molesto por las críticas contra su autoritarismo, actitud en la que usted, lastimosamente, se le parece.