En el ingreso a Guápulo hay pancartas y carteles luminosos que informan del cierre. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
La medida despertó emociones contrapuestas: alivio y agradecimiento en unas personas e incertidumbre y lamento en otras.
Guápulo celebra el cierre de la calle Germánico Salgado,lo que impide que la gente use al barrio como zona de paso para llegar de la González Suárez a la Simón Bolívar o a Cumbayá.
El barrio tendrá, así, un desahogo al problema de movilidad con el que los moradores vienen lidiando desde hace al menos siete años.
Pero hay caras largas que acompañan a la medida. Los conductores que aprovechaban la vía (ya sea para evitar el pago del peaje en la Interoceánica, o el ‘vueltón’ por La Floresta) saben que desde hoy se redujeron las opciones.
¿Qué fue lo que llevó al Municipio a decidir cerrar uno de los accesos a la ciudad? Las autoridades dicen que son razones que no solo tienen que ver con los autos, sino con la calidad de vida de la gente y con la misión de preservar los bienes patrimoniales de Quito.
Así es como Daniela Chacón, concejala del Distrito, quien ha participado de cerca en este proceso, justifica la medida y explica que es parte del plan integral para la zona.
El valor de Guápulo se compara con el que tiene el Centro Histórico. Hace 38 años, cuando Quito fue declarado Patrimonio Cultural del Humanidad, 0,89 hectáreas de Guápulo formaron parte de dicha denominación, al igual que un sector de Chillogallo.
En los años 90, cuando el Municipio realizó un inventario de casas patrimoniales, otros bienes se sumaron a la reserva patrimonial de Guápulo. Entre los más destacados están la iglesia, el convento, la plaza, el Camino de Orellana y varias casas antiguas. Construcciones ricas en historia, a las que se busca proteger con la restricción que rige desde hoy.
Sentir la tierra temblar no es cosa nueva para Magdalena Ríos, quien vive en la calle Camino de Orellana. Su cuarto, en el segundo piso de una casa antigua pero elegante, vibra con el paso de carros pesados.
Vive allí 55 años. Ya se acostumbró al temblor, pero asegura que un arquitecto revisó unas fisuras en las uniones entre la pared y el techo y en un balcón y le dijo que son producto del paso de los vehículos pesados por el lugar. Los carros pasan a metro y medio de su ventana.
Hasta los vehículos han sentido las consecuencias de la compleja movilidad del sector. El auto Fiat del 2005 de Pedro Quishpe ha sido chocado en ocho ocasiones y varias veces se han llevado el retrovisor. Como su casa no tiene parqueadero, deja su auto en la vía. Además, debe lidiar con el ruido de los motores en subida, con el esmog y, por supuesto, con el tráfico. En cruzar cuatro cuadras, desde el Hotel Quito hasta su casa, tardaría sin trancón tres minutos, pero hay días que le toma 40 minutos el recorrido.
Con el nuevo desvío, para algunos moradores de Guápulo, quienes viven en la Conquistadores, la movilidad empeorará. Ese es el caso de Elena Córdova, quien vive en un conjunto de 19 departamentos. Hasta ayer, para salir de su casa a La Floresta e ir al trabajo, tardaba 20 minutos. Sabe que como más autos deberán pasar frente a su casa debido a la restricción, el tiempo de viaje aumentará. Pero apoya a su barrio. Dice que la medida era urgente .
Para tomar la decisión, el Municipio realizó un estudio que reveló que desde la González Suárez bajan por Guápulo hacia la Simón Bolívar o Cumbayá, cada día, 4 822 autos, y suben 2 950. Además, se conoció que más del 95% de los autos que usan ese trayecto es de paso, no con miras a quedarse en Guápulo. Según Chacón, se espera que con la restricción la cantidad de autos que circula por esas vías baje más del 60%.