Redacción Cuenca
El impacto fue violento. A las 13:30 de ayer, dos unidades de transporte urbano, con 60 ocupantes cada una, chocaron en la intersección de las calles Pío Bravo y Tarqui, en el Centro Histórico de la capital azuaya.
Como consecuencia del impacto 20 personas fueron trasladadas a diferentes clínicas de la ciudad para recibir atención de emergencia. Presentaban politraumatismos, contusiones, laceraciones y golpes en la cabeza de diferente intensidad.
Una zona de tránsito
Las calles Pío Bravo y Tarqui, en el centro de Cuenca, son vías de desfogue de buses urbanos. El accidente ocurrió en una hora de alto tráfico en el sector.
Según el médico Fernando Figueroa, del Hospital Regional Vicente Corral Moscoso, los heridos fueron trasladados a clínicas privadas, pues los buses disponían del SOAT.
De acuerdo con la normativa de la Cámara de Transporte de Cuenca, no debe haber carreras de buses por pasajeros.Según el bombero Patricio Lucero, quien atendió la emergencia, otras 20 personas fueron atendidas en el lugar del accidente con heridas leves.
Por la conmoción que generó este siniestro de tránsito no se pudieron conocer las circunstancias exactas en las que ocurrió el impacto de los automotores.
Uno de los vehículos involucrados es un bus de la cooperativa Turismo Baños que viajaba por la calle Pío Bravo hacia la parroquia rural de Sinincay, al norte de la capital azuaya.
El otro es una unidad de la cooperativa Los Trigales que se dirigía por la calle Tarqui hacia el barrio de San Pedro (en el noroccidente de la urbe). Los choferes abandonaron el lugar.
Un niño de 4 años de edad fue el más afectado por el impacto. Según los socorristas, el menor viajaba en el asiento delantero de uno de los vehículos y tras el impacto salió despedido por el parabrisas. Como resultado del hecho sufrió fracturas expuestas en ambas piernas.
Valeria Morocho fue una de las afectadas y viajaba en el bus de Turismo Baños. Ella no puede explicar con exactitud cómo ocurrió el percance.
Ella viajaba junto a su hijo José Acosta, de 13 años, rumbo a su vivienda en Sinincay cuando sintió que el vehículo en el que se trasladaba se detuvo violentamente por un impacto.
Al inicio no pudo salir del automotor por el caos que se generó en el sector y las averías que había en esta unidad. Minutos después del choque la gente del sector que presenció el accidente abrió las puertas del vehículo para evacuar a los afectados.
En el transcurso de ese tiempo a Morocho le robaron USD 200 que cobró de su jornada de labores. “Un señor me ayudó a salir y en ese momento me brindó un vaso con agua y por lo desesperación no sé cómo perdí el dinero”.
Hortensia Paucar, de 32 años, tampoco sabe cómo se produjo el accidente. Su único recuerdo es que viajaba hacia Sinincay.
Tras salir del vehículo, ella quedó tendida en la acera de la calle Pío Bravo y solo recuerda que los médicos la atendían en el área de emergencia del hospital Vicente Corral Moscoso.
Seis personas con contusiones en el cuerpo y golpes en la cabeza fueron trasladadas al hospital Vicente Corral Moscoso para recibir atención. Según el director del Centro de Traumas de esta casa de salud, Fernando Figueroa, todas las víctimas que ingresaron estaban fuera de peligro. La mayoría fue dada de alta la tarde de ayer.
Para descongestionar el servicio de emergencias de ese hospital, los otros 14 heridos fueron llevados a los hospitales Monte Sinaí y Santa Inés. También a las clínicas privadas España y Latinoamericana.
La estudiante Karla Jiménez, fue una de las personas que ayudaron a los heridos a salir de los vehículos accidentados. Ella y otros jóvenes cuencanos estuvieron coordinando las colonias vacacionales de los padres Salesianos. Estaban en el sector cuando se escuchó el impacto.
Unos 30 jóvenes salieron y ayudaron a las personas a abandonar los vehículos y a embarcarlas en las cinco ambulancias del Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja y del hospital Santa Inés, que trasladaron a los afectados.
Además estos chicos formaron una cadena para impedir el paso de los más de unos 100 curiosos que interfirieron en la labor de los paramédicos.
El tránsito vehicular en la zona del accidente se convirtió en un caos después del percance, mientras los paramédicos trasladaban a las víctimas.
La Policía detuvo el tráfico por unas tres horas en las calles aledañas, para facilitar la labor de rescate y la de los agentes de la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito.
Por este percance, varios habitantes de las calles Pío Bravo y Tarqui sacaron a la vía un letrero. Allí exigieron la colocación de un semáforo en esa intersección. Aseguraban que los accidentes de tránsito son frecuentes.