El primer censo moderno del Ecuador se realizó en 1950 y el séptimo hace dos semanas. Según las NN.UU. esta importante información estadística, que ahora incluye no solo información de los pobladores de un territorio sino también de las viviendas, debe obtenerse cada 10 años. El último censo tuvo unas preguntas diferentes a los anteriores, que si bien buscaban ampliar la información obtenida, tenían deficiencias que las hacían confusas y no aprovecharon la captación de datos necesarios.
La pregunta del idioma que habla el encuestado, por ejemplo, mientras pedía especificación para las lenguas indígenas, no lo hacía para las extranjeras. Hubiera sido conveniente conocer cuántos ecuatorianos hablan inglés, portugués o mandarín, y cuántos dos o más idiomas extranjeros, para registrar cómo va mejorando el potencial de la población para atraer turismo o incrementar el comercio. Quizá esto era tan importante, unida a la información de censos venideros, que conocer cuántas y cuales lenguas autóctonas desaparecen. La zápara, que el censo mencionaba, según supe hace más de un lustro, estaba ya extinta.
En vez de registrar la raza del encuestado, el censo pedía que uno se identifique según su cultura y costumbres, sin embargo había opciones que mezclaban razas y culturas. Solo para los indígenas se pedía identificar nacionalidad o pueblo. En vez de poner en un solo grupo a afroecuatorianos o negros, se ofrecían opciones diferentes, y se puso como alternativa el feo término mulato en vez de moreno. Fue una novedad ver al montubio, que puede ser mestizo, blanco o moreno de la cultura campesina costeña, pero ¿por qué no se incluyo al cholo?, que es como se reconocen los indígenas mestizados culturalmente de la Costa de Ecuador y Perú. Si para la población indígena se ofrecían opciones, debió hacérselo para los blancos, que podrían ser de origen europeo nórdico o mediterráneo o de oriente. Un amigo, hijo de padre y madre chinos, casado también con descendiente de la antigua Cantón, me dijo que él, con desagrado por el discrimen, tuvo que clasificar a su familia como otro, ya que no había la opción de asiático, a pesar que hay más familias como esa en Ecuador que pertenecientes a awas, chachi, paltas, waoranis o tsáchilas.
Una pregunta que me llamó la atención es la de ¿qué hizo la semana pasada?, que daba como primera opción ¿trabajó al menos una hora? Si se buscaba contar el número de desempleados, ¿Por qué no se preguntó al menos 20 horas? Yo creo que todos los ecuatorianos trabajan haciendo algo, al menos una o cinco horas a la semana, así sean jubilados o desempleados. En fin, reflexiones para el censo de la próxima década.