Redacción Política
Solo la Plaza Grande los separa. Augusto Barrera, alcalde de Quito, en el Palacio Municipal, y el presidente Rafael Correa, desde Carondelet, conservan una estrecha relación institucional y de amistad.
Ese nexo se refleja en las lógicas de trabajo que aplican en sus funciones. Temas de salud y educación son prioridad para los dos.
Por ejemplo, la gratuidad de estos dos servicios es una política que se replica en la capital. Durante los nueve años de gestión del ex alcalde Paco Moncayo, el Servicio de Salud Municipal era pagado, con la llegada de Barrera se instaló el modelo de gratuidad.
El Alcalde reconoce que se reunió con la ministra de Salud, Caroline Chang, para coordinar un modelo de red pública de salud.
Correa y Barrera aplican un estilo similar de gobierno, apegado al área social. Esto les permite apoyarse mutuamente.
Una prueba más, el Municipio busca terminar con la ilegalidad y riesgos de algunos barrios y el Gobierno tiene interés en fomentar la economía a través del Bono de Vivienda. Entonces, tienen reuniones para trabajar en conjunto y lograr sus objetivos.
Pese a que esta cercanía trae beneficios para la gestión municipal, también puede traer riesgos. Barrera menciona uno: “No entender que tenemos ámbitos específicos y propios”. Agrega que está convencido de que el Municipio de Quito puede construir más infraestructura social y de salud que el Gobierno Central, porque tiene cercanía con la gente.
Quito ha sido uno de los aliados fuertes de Rafael Correa. Las estadísticas electorales de los últimos comicios en la capital demuestran que varias de sus tesis han sido apoyadas y fueron catapultadas varias figuras de Alianza País.
En las últimas votaciones, el presidente Correa alcanzó el 58,09% de votos en Quito. Esa aceptación se corroboró en la elección del alcalde Barrera y en la de ocho de los 15 concejales del Concejo Metropolitano.
En abril, partidos como la Izquierda Democrática y la Democracia Popular perdieron adeptos entre los quiteños. Antes, eran las fuerzas políticas que contaban con un respaldo mayoritario. Sin embargo, actualmente, los dos grupos encabezan la oposición del actual Régimen en la ciudad y, junto con otros movimientos ciudadanos, han realizado protestas públicas contra Correa.
En Quito, como en el resto del país, la popularidad del Mandatario ha sufrido una caída en comparación con los resultados electorales de abril. En un estudio de Cedatos/Gallup -realizado entre el 27 y 30 de noviembre de 2009- se reveló que el Primer Mandatario tiene un 44% de aprobación en la capital; mientras que un 46% no comparte sus políticas.
Eso no ocurre con el alcalde Barrera, quien mantiene un 47% de aprobación entre los quiteños, cuatro puntos más de lo que obtuvo en la contienda electoral.
En las últimas dos décadas, Quito ha tenido la tradición de vivir una Alcaldía distante al Gobierno Central. Así fueron los casos de Paco Moncayo, Roque Sevilla, Jamil Mahuad y Rodrigo Paz.
El resultado ha sido una ciudad autónoma de las decisiones políticas del Presidente. De hecho, en el segundo período de Moncayo, que coincidió con el mandato de Correa, hubo retrasos en la entrega de un aval del Gobierno para un crédito de la CAF para construir la vía Gualo-Aeropuerto. El tema de la nueva terminal aérea ha sido cuestionado por el Presidente. Las críticas reaparecieron ayer, durante la cadena sabatina del Mandatario.
Correa criticó la negociación que hizo Moncayo para la obra. Y dijo que Barrera está logrando la renegociación del contrato en beneficio del país. “Este es el Alcalde que necesitaba la ciudad”.
En ese contexto, la pregunta es: ¿Barrera tendrá la independencia frente al Gobierno cuando surjan discrepancias que puedan afectar a la ciudad?
El Alcalde responde que sí. “Mi gestión no es una réplica de la nacional. Esta ciudad no tiene un modelo de confrontación, sino de concertación. En Quito no hay una oligarquía depredadora, la brecha entre la clase media y la popular no es tan grande, como sucede, por ejemplo, en Guayaquil”, dijo Barrera. Agrega que esa es la dinámica capitalina que dista del contexto nacional.
El Burgomaestre ha sido uno de los defensores de la política gubernamental, pero aclara que no tiene afán de diferenciarse ni de asemejarse a Correa.
Barrera es uno de los académicos e investigadores sociales que este Gobierno llevó al poder, es parte del buró político y de la coordinadora política de Alianza País. Es decir, es uno de los mentalizadores y ejecutores de las acciones del movimiento a escala nacional.
Barrera dio sus primeros pasos en la política como secretario de Diálogo Social del defenestrado ex presidente Lucio Gutiérrez. Luego, llegó al Concejo Metropolitano en representación de Pachakutik y fue uno los de los críticos del ex alcalde Moncayo.
Moncayo, cuando dejó su cargo en el Cabildo quiteño, dijo que el alineamiento político entre el Alcalde y el Presidente traerá beneficios. Por ejemplo, el apoyo económico del Gobierno central para construir el metro, que ya se evidenció esta semana.
Para el analista Felipe Burbano de Lara, las relaciones nacen de ajustar la lógica de la ciudad en la lógica total de Alianza País. “Pero hay que tener claro que el riesgo de una estrecha relación es la pérdida de un espacio de autonomía para pensar el rol de la ciudad en el contexto del Estado nacional”.
Burbano de Lara sostiene que el reto del actual Alcalde es mostrar su independencia.
La misma burocracia
La relación fraterna entre el Gobierno Central y el Municipio de Quito es evidente también en sus cuadros burocráticos.
Hay rostros de A. País que están ubicados en puestos claves del Municipio. Uno de ellos es César Andrade, coordinador político de A. País y que ahora trabaja como administrador de la Zona Eloy Alfaro. Así mismo, la hermana del asambleísta Virgilio Hernández se desempeña como Administradora Zonal de Quitumbe.
El Alcalde lo reconoce, pero refiere que los cargos se les ha asignado por méritos y no por ningún interés político ni ideológico.
Según Barrera, no hay “por qué satanizar a la gente que ha trabajado en el Gobierno”, porque con sus capacidades profesionales y académicas pueden aportar a la ciudad. Se refiere, por ejemplo, a Valentina Ramia, ex subsecretaria de Gobierno (Ruptura de los 25), quien ahora se desempeña como Asesora de Relaciones Internacionales del Municipio. “Ella tiene estudios en ese ámbito y en gestión local, lo más lógico es que apoye desde ese cargo”, refiere el Alcalde capitalino.
En una tendencia similar está Pabel Muñoz, ex subsecretario de Reforma Democrática del Estado de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades). Ahora él lidera la recién creada Secretaría de Planificación del Cabildo quiteño.
En esta lista también está Lourdes Rodríguez, la economista fue hasta hace tres meses viceministra de Defensa en el Gobierno. Ahora está a cargo del área de Seguridad del Municipio. Barrera insiste en que todos tienen méritos.
Mayoría en el Concejo
El Concejo Metropolitano de Quito tiene la mayoría de concejales de Alianza País. Ellos son: María Sol Corral, Marco Ponce (independientes, antes de Alianza País), Norman Wray, Luisa Maldonado, Jorge Albán, Elizabeth Cabezas, Dennecy Trujillo y Patricio Ubidia. Los elegidos por otros partidos son Alonso Moreno (Prian), Fabricio Villamar (Movimiento Concertación Nacional), Macarena Valarezo (UNO), Pablo Ponce (Movimiento Municipalista), Eddy Sánchez y (PSP) y Manuel Bohórquez (PSP).
El concejal Marco Ponce se desafilió del bloque político Alianza País (AP). Según el edil, la causa principal para su separación del movimiento son desacuerdos en el manejo administrativo del Municipio por parte del alcalde Augusto Barrera.
Hoy se realiza la Sesión Solemne por los 475 años de fundación de Quito. En el acto protocolario participará el presidente Rafael Correa.
El presidente Correa y el alcalde Barrera manifestaron ayer que la próxima semana anunciarán los avances en la negociación del aeropuerto de la ciudad. “Se está negociando con mucha firmeza”, sostuvo el Alcalde.