En un patrullaje efectuado ayer 24 de julio del 2018, se observó la magnitud del daño del incendio en Nayón, del 14 de julio. Además, se hicieron estudios termográficos para detectar sitios de riesgo. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En medio de la vegetación del extenso bosque en los alrededores de Nayón, una desoladora mancha marrón y gris da cuenta del más grande incendio forestal ocurrido en este verano en el Distrito Metropolitano de Quito.
Se trata de 31 hectáreas quemadas el pasado 14 de julio y que tomó 22 horas controlar. Desde el aire, la huella que dejó el fuego se contempla en su total magnitud. Un espacio en el que antes se respiraba vida quedó convertido en cenizas.
Sobrevuelos como este se realizan a diario en el helicóptero Agusta A109K2, como parte del Plan Fuego de este año, que se concentra en la prevención pero que también incluye sanciones. Según Eber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos, se ha comprobado que la quema de basura es la principal causa de conatos e incendios forestales. De hecho, una quema de este tipo fue la que inició el fuego en Nayón.
En lo que va de la actual temporada se han presentado 224 eventos en el Distrito, que suman 49 hectáreas afectadas. Arroyo recuerda que en el 2015 se afectaron 2 500 hectáreas de bosque y en el 2017 se bajó a 600. Pero de continuar al ritmo que existe en este año, se podría llegar a un daño similar al ocurrido hace tres años.
En un sobrevuelo de unos 40 minutos, otras manchas como la que dejó el incendio de Nayón, aunque más pequeñas, aparecían en varios puntos. Ayer no se registraron incidentes mayores, pero sí quemas de basura. Desde el aire, los pilotos Jorge Porras y Atila Gyuris activaron una sirena y pidieron a la gente apagar el fuego.
Esta es una tarea que realizan a diario, pero Arroyo sostiene que la gente no siempre acepta las advertencias. En un patrullaje en el sector del Puente 3, los Bomberos hicieron tres giros en el aire para insistir en su pedido de apagar el fuego. Pero en su lugar, la gente añadió combustible y avivó la llama.
Debido al clima seco y a los fuertes vientos de la temporada, el fuego se puede extender con facilidad y causar graves incendios. No importa si las zonas en donde se inicia un encendido de basura se ven pequeñas y distantes de un bosque. El riesgo persiste por las condiciones climáticas.
Los patrullajes aéreos son una de las estrategias preventivas para reducir los incendios forestales. En el Distrito se han estructurado 12 rutas para estas inspecciones, que recorren principalmente las 32 zonas de alto riesgo.
Entre los puntos que se observan desde lo alto están el Atacazo, el Ilaló, la autopista General Rumiñahui, la E35, Píntag, el redondel de Pifo, Tababela, Collas, La Bota, Lloa, Llano Grande, Cerro Casitahua, Mitad del Mundo, Zámbiza, Perucho, Virgen del Cinto, Camino de Velasco, Pululahua, Guagua Pichincha…
Los sobrevuelos también sirven para aplicar la técnica de la termografía, que sirve para determinar la temperatura y en qué zonas hay un riesgo alto, mediano o bajo de incendios. Arroyo afirma que alrededor de las 10:00 del sábado y del domingo se detectaron 10 quemas agrícolas cada día, a pesar de que se ha advertido del peligro que estas significan.
Juan Zapata, secretario de Seguridad, señala que hay una conexión directa entre el equipo que efectúa el sobrevuelo y los 100 agentes de control ambiental que patrullan en motocicletas. También se usan drones. El trabajo se coordina con la Agencia Metropolitana de Control (AMC), que es la encargada de las sanciones.
Las personas que no acaten la disposición de no quemar basura o que incurran en otras prácticas riesgosas recibirán sanciones estipuladas en la Ordenanza 332. En los casos más graves, se aplica lo registrado en el Código Orgánico Integral Penal, que puede sentenciar a tres años de prisión a quien sea capturado en el delito flagrante de iniciar fuego.
Si hay fallecidos, la pena podría llegar hasta 16 años de privación de libertad. La gravedad de un incendio forestal llegó a su máxima expresión en el verano del 2015. En el incendio de Puembo ocurrido en septiembre de ese año, se afectaron más de 100 hectáreas de bosque. Mientras hacían su trabajo, tres bomberos sufrieron graves quemaduras que les ocasionaron la muerte. En ese año hubo 20 detenidos y ocho de ellos fueron sentenciados hasta un año de prisión.
Para evitar tragedias como esa, desde este verano se aplicará también una sanción pecuniaria. El supervisor de la AMC, José Luis Aguilar, explica que los instructores de esta entidad y Bomberos están listos para una respuesta inmediata cuando se inicia el fuego. La multa es USD 193 (media remuneración básica unificada).
Así se busca evitar que más lechuzas, lagartijas, ratones de campo, puercoespines, zarigüeyas mueran y otras pierdan su hábitat, como sucedió tras el incendio de Nayón.