En Bahía de Caráquez, dos mujeres, que dieron a luz el día del terremoto, decidieron poner a sus hijas el nombre de la médico que les atendió. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Carmen Polit Chávez y Janeth Cagua bautizaron a sus hijas con el nombre de Gema. Lo hicieron en honor a Gema Salazar, la doctora que atendió el parto de ambas mujeres durante la emergencia del pasado 16 de abril, día en el que un terremoto sacudió a la zona costera del país.
Ella recibió a las niñas en el hospital Miguel Hilario Alcívar de Bahía de Caráquez mientras cumplía con su turno de guardia, junto a cinco médicos residentes más.
Salazar aún se emociona con esas muestras de cariño y aprovecha para felicitar a esas mujeres por la fortaleza que mostraron durante aquel momento crítico y lleno de incertidumbre.
La primera niña nació el 16 de abril a las 20:00 después de un dura labor de parto, pues la bebé tenía el cordón umbilical amarrado en su cuello y la mamá estaba un poco nerviosa.
Polit Chávez se encontraba sobre una camilla para cumplir con un chequeo más, cuando llegó el terremoto y casi la tumba.
Finalmente recibió a su hija dentro de una ambulancia, ubicada al pie de esa casa de salud. Ahí fue donde improvisaron la sala de parto. Ahora, lo hacen en el centro de guías penitenciarios.
A ese lugar, precisamente, los médicos encargados de cada especialidad llevaron las camas y máquinas del hospital Miguel Hilario Alcívar, afectado por segunda ocasión por un movimiento telúrico. La estructura, según cuentan, ya se había afectado con el sismo de 1998. “Y continuar allí significaba poner en riesgo la vida de las pacientes y de nosotros”, afirma Salazar.
La otra niña nació a las 23:00. Lo hizo en una sala de parto improvisada en el área de fisioterapia. “Para recibir a la segunda niña tuvimos más tiempo. Con la primera tratamos de que permanezca estable a pesar de las condiciones”.
De acuerdo con las estadísticas entre las 20:00 del 16 de abril y las 12:00 del 5 de mayo han nacido un total de 34 bebés: 20 mujeres y 14 varones. De ese total 28 mujeres registraron parto normal, mientras que a las seis restantes se les realizó una cesárea.
Antes del terremoto nacieron cuatro bebés. El último llegó cerca de las 15:00. “Ese día tenía a 16 mujeres en la sala de Ginecología. Dos de ellas estaban en labor de parto. Carmen Polit tenía ocho centímetros de dilatación, es decir, estaba a punto de tener a su bebé”.
Mientras la tierra temblaba, cuenta Salazar, ayudó a sacar a los pacientes del hospital. Con la adrenalina fluyendo por su cuerpo se olvidó incluso de buscar protección para ella.
Cuando el movimiento paró continuó junto a sus pacientes. Solo escapó unos segundos para buscar un teléfono y llamar a su hijo de cuatro años y a su esposo que estaban en un edificio de cuatro pisos en Portoviejo.
“Él estaba al cuidado de mi esposo, pero igual yo estaba preocupada. Yo intenté hablar con ellos pero no había manera. No había señal, no salían las llamadas. Después de muchos intentos dije: Dios sabe lo que hace, solo él dispone. Dejé la sala de emergencia donde estaba el teléfono y fui en busca de mi paciente, pues sabía que estaba cerca de parir y me necesitaba a su lado”.
Tras cumplir con su turno y asistir, junto al resto de médicos, a cerca de 70 personas afectadas por el terremoto, corrió a su casa, abrazó a su hijo y esposo y agradeció a Dios, pues no hubo pérdidas humanas ni económicas que lamentar.