La fila de personas que esperaban para ingresar al balneario municipal El Tingo, en el valle de Los Chillos, doblaba la cuadra, a las 10:00, de este sábado 4 de abril.
Sombrillas y gorros fueron necesarios para paliar el fuerte sol que acompañó a las decenas de turistas que esperaban para ingresar a las piscinas de agua termales.
Desde diversos sectores de la ciudad acudieron a este sitio de distracción. Pilar de Catota, de 61 años, acudió a estas piscinas, a las 06:30; lo hizo con sus hijos y sus nietos; en total 20 personas. Contó que luego de la piscinas, acudirían a Sangolquí, para disfrutar del popular hornado. Llegaron desde Chillogallo, en el sur de Quito.
Julio Llumiquinga, de 28 años acudió con su familia al balneario. Para él, ir a El Tingo, es una manera de relajarse sin gastar tanto dinero. Tenía presupuestado unos USD 20 en comida y uno que otro antojo para su hija y su esposa.
Los platos típicos se ofertaban desde temprano. Hornado, morochos, y pollos a la brasa eran parte del menú de los visitantes, en las afueras del balneario; son cerca de 20 locales que ofrecen un variado menú. Por la mañana, la venta de empanadas con morocho por USD 1,50 fue una constante entre los bañistas .
Para los niños había todo clase de flotadores de alquiler o de venta. Unos siete comerciantes se dedicaron a vender zapatillas, gorros y ternos de baño. Uno de ellos es Diego Diaz, quien vende zapatillas desde USD 3. La venta de estos implementos es buena en comparación de otros días, dijo.