Redacción Quito
El sentimiento de servicio es la motivación que diariamente tienen los voluntarios de los organismos de socorro como: Cruz Roja, Bomberos y Defensa Civil. Para estas personas recibir una sonrisa como agradecimiento compensa la falta de salario.
Los voluntarios no tienen un sueldo ni un horario establecidos, pero sacrifican sus vidas por entregarse al servicio de la gente.
Para ser voluntario uno tiene que estar convencido de que servir es lo más importante.
Santiago Guamushig
Voluntario Cruz RojaDurante las últimas semanas, el apoyo de los voluntarios ha sido una pieza clave para organizar la ayuda que el país envió a Haití por el terremoto. La recolección, organización y embarque de las donaciones contó con la colaboración de los voluntarios de las tres entidades.
En la Cruz Roja, Ana Ushiña, de 16 años, participó en esta actividad, aunque desde hace 5 años ya es colaboradora en esta institución. Ella forma parte de los 350 voluntarios que tiene la Cruz Roja en el Distrito.
A esta estudiante del colegio Hipatia Cárdenas, la sonrisa de los niños a los que ayuda la conquistó y es lo que la impulsa a mantenerse en el voluntariado.
Levantar cajas, arreglar botellones de agua y organizar alimentos en una bodega oscura no ha sido problema para Verónica Alvear, de 18 años. Todos los días, esta joven llega hasta la sede de la Defensa Civil, en la av. 6 de Diciembre y Río Coca, para brindar su mano.
Ver una sonrisa te recuerda lo valioso que es estar en esta
labor a diario.
Erick Carreño
Voluntario Defensa CivilAl llegar la estudiante de Veterinaria cambia su chaqueta por un chaleco tomate e inicia su jornada de voluntariado.
Participar en estos organismos requiere gran compromiso y responsabilidad, según Henry Ochoa, coordinador del voluntariado de Pichincha de la Cruz Roja. En sus recuerdos está marcado su primer rescate, su primer error y su primera salida en ambulancia. “Esta es una tarea que te deja huellas en la vida”.
En eso coincide Víctor Alcívar, bombero. Él está convencido de que el trabajo no remunerado es el motor de esa institución. “A este oficio hay que sentirlo de corazón y entregarse por completo”.
Rosa Álaba es de Santa Ana, Manabí, y actualmente es parte del grupo de 40 pasantes que se capacita en el Cuerpo de Bomberos de Quito. Cuando Álaba abordó una de las ambulancias de los casacas rojas y salió en ayuda de una pareja de ancianos se dio cuenta que su vida era para el servicio. “Ayudar a una familia que lo necesite es lo más importante y gratificante en mi vida”.
Desde niño quise ser bombero, aunque muchas veces se
expone hasta la vida.
Diego Vélez
Voluntario Cuerpo de BomberosJuan Carlos Vizuete es voluntario de la Cruz Roja desde 1998. Este ingeniero ha experimentado la aventura 12 años de su vida. No se queja por la falta de recompensas materiales, pero se emociona al hablar de lo gratificante que es ayudar.
Samuel Hidalgo, coordinador de los voluntarios de la Defensa Civil, asegura que ser voluntario es una experiencia dura pero muy humana. “Los voluntarios trabajan por convicción”.
Para ayudar en estos organismos de socorro se debe pasar por un proceso previo de capacitación. Una vez a la semana los voluntarios acuden a cada uno de sus organismos para ayudar.
La colaboración
En la Cruz Roja se debe llenar un formulario, llevar una hoja de vida y una carta de honorabilidad para participar.
En la Unidad de Gestión de Riesgos existen voluntarios desde los 15 hasta los 65 años. En Quito trabajan 60 personas.
La Cruz Roja y la Defensa Civil reciben la ayuda de voluntarios civiles por el terremoto de Haití.