Las hosterías de la parroquia Mindo cuentan con senderos y espacios para observar aves con la ayuda de guías. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El noroccidente de Pichincha, los valles, las áreas protegidas, Quito y sus alrededores son considerados sitios ideales para actividades como el montañismo y aviturismo.
Aunque todavía no hay una ruta específica, los guías y expertos identifican al menos 15 áreas en Pichincha para esta última actividad.
El ornitólogo Juan Manuel Carrión, exdirector del Zoológico de Guayllabamba, cuenta que hace 30 años, el aviturismo solo llamaba la atención a máximo tres personas, “y a quienes nos llamaban excéntricos”. A partir del 2014, señala este experto, se empezaron a formar grupos más grandes.
Una de esas agrupaciones es Aves Quito, que se formó en el 2014. Su coordinadora, Sandy Espinosa, confirma que el aviturismo tiene gran potencial de crecimiento. El último conteo navideño, que lideró esta asociación en el 2017, juntó a más de 100 aficionados.
“Nosotros trabajamos sobre todo con principiantes y más en la ciudad, para que la gente se apropie de los espacios que tenemos ”, dice Espinosa. Ellos hacen visitas al Parque Metropolitano, Jardín Botánico y a los parques urbanos.
Solo en el Distrito se han encontrado 550 especies de aves residentes y migratorias, como tangaras, golondrinas, pinzones, carpinteros, quindes, entre otras. De este último tipo se han registrado 55 especies.
En los alrededores de la capital hay espacios como Cumbayá (donde está el reservorio) o Guayllabamba, a los que llegan pájaros de otras regiones.
Carrión afirma que en Pichincha hay más de 600 especies en sitios como el noroccidente de Pichincha, Quito o el cerro Puntas. Solo la Reserva Ecológica Antisana, que tiene una parte de su superficie en Pichincha, es considerada un santuario de cóndores. “El país está en cuarto lugar en cantidad de especies de aves de entre todos los países del continente”.
Pichincha ha sido un punto de encuentro para más de 10 ediciones anuales de Conteos Navideños en los que participan expertos y aficionados.
El sitio preferido para este encuentro es la parroquia Mindo. De acuerdo con el Ministerio de Turismo, esta localidad ha obtenido el primer lugar de esta actividad en el país por más de cinco años consecutivos como el sitio donde más especies se han encontrado.
Turísticamente, el noroccidente de la provincia atrae más para el avistamiento de aves y es considerado un refugio de cerca de 50 especies distintas. Algunos de los sitios son Pacto, Tandayapa o Nanegal.
Gabriel Bucheli, guía de aviturismo, empezó en el 2017 la creación de una operadora turística especializada en esta actividad, con salidas al noroccidente, al bosque Jerusalem o al oriente de Quito.
Carrión cuenta que uno de los beneficios de Pichincha es que se pueden ver aves en cualquier época, pero recomienda la temporada entre noviembre y marzo como el mejor tiempo para observar más especies.
El gusto por subir a las montañas –sin importar límite de experiencia- es otra práctica que se vuelve más común entre los pichinchanos. La visita a las elevaciones cercanas como los volcanes Pichincha, Cayambe, Antisana, Rumiñahui, Corazón o Pasochoa es constante. Para visitarlos hay grupos que organizan salidas que lideran guías o escuelas de montañismo.
Sara Madera, presidenta del club de andinismo de la Escuela Politécnica Nacional, dice que se ha incrementado la cantidad de personas que buscan aprender lo básico de este deporte, en el último año. Por ejemplo, a las reuniones semanales que tiene este grupo acuden entre 10 y 15 personas nuevas. En el 2015 eran casi 100 socios. Actualmente este club está conformado por cerca de 300 integrantes e invitados.
Ramiro Garrido, vicepresidente de la Asociación de Guías de Montaña (Aseguim), comenta que una de las razones que motivó más a la gente a realizar estas actividades al aire libre fueron las competencias de trail como el Huairasinchi o el Reto Salud.
Este guía dice que antes del 2011 había máximo tres operadoras turísticas que ofertaban viajes a la montaña. Hoy son más de 10. “Es bueno, porque se ve un estilo de vida más sano, aunque pocos se inclinan por la formación técnica”.