Redacción Ambato
Luis Flores llega apresurado a su clase de Historia Contemporánea. Son las 18:45 y lleva 15 minutos de retraso. Este ambateño, de 22 años, es estudiante de tercero de bachillerato del Colegio Nocturno Unión Nacional de Educadores (UNE) de Ambato.
Trabaja desde las 07:00 hasta las 18:00, en una fábrica de calzado de la capital de Tungurahua. Normalmente ingresa al plantel a las 18:30 y sale a las 22:00.
Otras afectaciones
La Empresa Electricidad Regional Centro Oriente ha programado las suspensiones por sectores. Por ejemplo en el centro se va de 18:00 a 20:00 y de 20:00 a 22:00, dos veces en la semana.
En el Colegio Nocturno Unión Nacional de Educadores de la capital de Tungurahua estudian 400 alumnos durante la noche.
Otro plantel que tiene problemas por los racionamientos de energía es el Colegio Ambato, que es femenino y que tiene modalidad nocturna.
Los planteles que funcionan durante la tarde también han debido reprogramar sus horarios. Cuando el corte es las 18:00 (hora de salida), el plantel cierra sus puertas a las 17:00.Pero anteayer no pudo llegar a tiempo, porque sus labores se retrasaron a causa de los apagones. “Todo se complica cuando no hay luz. Los quehaceres se acumulan y no queda más que quedarse hasta terminarlos”, indica.
Desde que se iniciaron los apagones en el país, las clases en las instituciones educativas nocturnas son inestables y la asistencia a estas también.
En el Colegio UNE, cuando el cronograma de la Empresa Eléctrica anuncia que la suspensión será a las 18:00, no hay asistencia. Asimismo, cuando los cortes son a las 20:00, la jornada termina a las 19:40. “Esto con el fin de dar un tiempo para que los estudiantes puedan dirigirse a sus casas cuando aún hay luz”, dice Washington Navas, rector de la institución.
Para él, el principal problema es la irregularidad del horario. Eso, según Navas, podría causar que los alumnos se retiren.“La asistencia en la noche es frágil.
Los estudiantes hacen un gran esfuerzo al venir al colegio. Dejan a las familias, a sus novias y a otras actividades. Pero si ven interrumpida su enseñanza quizá pierdan el interés y se retiren”, indica.
Héctor Guamán, también estudiante de bachillerato de este colegio, dice que ya se están produciendo las primeras consecuencias de los apagones. Cuenta que varios de sus compañeros, simplemente, han dejado de ir.
Guamán, de 33 años, trabaja como estibador en el Mercado Mayorista de Ambato. Su horario de labores se inicia a la 01:00 y concluye a las 14:00.
Él cree que las autoridades deben buscar una solución para que los estudiantes de colegios nocturnos puedan seguir preparándose en los mismos horarios.
En el Instituto Tecnológico Superior Bolívar hay historias similares. Rosa Sarmiento, estudiante de Contabilidad de Costos del primer semestre, cree que la suspensión de energía también afecta al rendimiento. “No tenemos tiempo para hacer deberes”.
Ella labora en un almacén en el centro de la urbe desde las 08:00 y al salir va directamente al colegio. “El único tiempo que tengo para cumplir con los deberes es luego de llegar del instituto (22:00). En el trabajo no los puedo realizar. Lo malo es que cuando llegó a mi casa y no hay luz es imposible hacer algo. De seguro me viene una mala nota”, dice.
Su compañero de aula, Marco Laluisa, espera que los profesores sean comprensivos con esta situación. “Trabajamos y queremos estudiar, pero si las circunstantes son difíciles tendremos que darnos formas para realizar deberes y si no podemos conseguir alguna información o tarea esperamos que nos entiendan”. Laluisa trabaja en una rectificadora de vehículos durante el día.
En el Instituto Superior Bolívar, que se aproxima a cumplir los 150 años de existencia, estudian cerca de 700 estudiantes en horario nocturno. Raúl Calderón, rector de la institución, manifiesta que ellos están haciendo cumplir el plan de apagones.
“Desde que iniciaron los racionamientos tomamos medidas, tanto de seguridad para los estudiantes como de rendimiento”.
En esta entidad también han aplicado la modalidad del Colegio UNE, es decir, que cuando el suministro se corta a las 18:00 o 19:00 no hay asistencia y cuando el apagón es a las 20:00, los alumnos salen a las 19:30. Además, tampoco usan los centros de cómputo ni las áreas optativas.
Otro problema que tienen los estudiantes y las autoridades de los colegios nocturnos es la recuperación de clases.
Según Calderón, tendría que ampliarse el período escolar para completar los contenidos que establece el Ministerio de Educación. Él propone que se recuperen las clases los sábados.
Pero Navas piensa que esa mediada no sería aplicable, pues la mayoría de los estudiantes trabaja los fines de semana. Así, espera que los contenidos establecidos se cumplan con una prolongación del año lectivo. El Ministerio, por su parte, no se ha pronunciado.
Testimonio
José Mero/ Manta
Cuando se va la energía no puedo tejer
Desde que empezaron los apagones mi tarea de tejedor de hamacas se redujo. Aprovechaba la noche para tejer, pero sin luz no puedo hacer nada. Tengo 78 años y no puedo moverme bien. Para hacer mi trabajo necesito claridad y por los apagones debo salir al patio, durante el día, para aprovechar la luz. Sin embargo, como tengo un problema en la columna necesito de la ayuda de mis nietos para caminar.
Si no me sacaban, ellos prendían los focos, pero ahora ya no se puede. Además, me quedaba trabajando hasta tarde porque padezco de insomnio. Yo aprovechaba para tejer y así me dormía cansado, ahora debo concentrarme para poder dormir porque no hay luz para trabajar.