Con 44 años recién cumplidos, el comisario de la policía federal brasileña Andrei Passos Rodrigues tiene por delante una tarea titánica al frente de la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos: garantizar la seguridad durante el Mundial de fútbol que empieza el 12 de junio.
En un ambiente ya cargado de protestas, huelgas , una ofensiva de los narcos, ataques cibernéticos y el riesgo siempre latente de un atentado, es el responsable de coordinar un operativo que incluye a 170 000 efectivos
(57 000 de las fuerzas armadas), con un costo estimado en casi USD 1000 millones.
“Por las dimensiones geográficas de Brasil y por tener 12 ciudades sede, es la mayor operación de seguridad para un Mundial”, dijo Passos Rodrigues en una entrevista con La Nación de Argentina, en la que de todas formas reconoció que a medida que se acerca el Mundial, cada noche duerme menos. Sostuvo, además, que se prestará especial atención a los barrabravas argentinos.
Sus días los pasa entre el moderno Centro de Comando y Control Nacional, en Brasilia, y visitas a los estadios, los centros de entrenamiento que albergarán a las 32 selecciones y otras “áreas de interés operacional”, como aeropuertos, lugares turísticos, obras de infraestructura estratégicas y puestos fronterizos, así como los hoteles donde se hospedarán los jefes de Estado visitantes.
De hecho, la protección de los mandatarios es su especialidad; tuvo a su cargo la seguridad de la presidenta Dilma Rousseff desde que era candidata, y fue ella la que lo recomendó para asumir su cargo actual.
¿Cuán probable es el riesgo de un atentado terrorista durante el Mundial?
Nos hemos planteado 15 ejes de atención, desde la gestión de multitudes hasta un ataque terrorista, pero Brasil no tiene antecedentes de acciones de terrorismo. Eso no quiere decir que podamos bajar la guardia, al contrario.
El riesgo existe y por eso hemos acentuado los cuidados, con mayor vigilancia en las áreas fronterizas, actividades de inteligencia entre la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), la policía federal y el Ministerio de Defensa. Intensificamos todas las acciones preventivas de ese escenario para que podamos mantener nuestro historial sin episodios de terrorismo.
¿Los agentes brasileños han tenido entrenamiento por parte de otras fuerzas de seguridad extranjeras? ¿De qué países?
-Tenemos varios acuerdos ya sea de instrucción o de cooperación e intercambio de datos. En el área de entrenamiento, con Estados Unidos, Alemania e Israel; para cooperación e intercambio de datos, con la Argentina, México, Gran Bretaña, Sudáfrica y Uruguay. Además, hemos reunido en Brasilia a representantes de los otros 31 países que participan de la Copa en tres oportunidades.
-La tensión social ha aumentado en Brasil, con cada vez más huelgas, entre ellas, varias de las distintas fuerzas de policía en demanda de mejoras salariales. ¿Puede ocurrir una paralización de la policía en el Mundial? ¿Hay un plan B?
Creo que no habrá un paro de la policía, por dos razones principales. La primera es porque nuestro Supremo Tribunal Federal ya decidió que las fuerzas policiales tienen prohibido hacer huelga; los agentes se exponen a pesadas multas y consecuencias legales. Y en segundo lugar, creo que la propia responsabilidad de los agentes frente a un evento de la magnitud de la Copa del Mundo hará que no falten a sus compromisos de atender a esa demanda de sus servicios.
Más allá de eso, trabajamos con fuerzas de seguridad de diversas instituciones y fuerzas contingentes como la Fuerza Nacional, además de los efectivos de las fuerzas armadas, que pueden ser empleadas para auxiliar el proceso de seguridad si es necesario.
-¿Los militares estarán desplegados en las calles de las ciudades sede?
-Su actuación está determinada por los ejes de su competencia legal: control del espacio aéreo, del mar territorial, la protección de estructuras estratégicas, la seguridad de determinadas zonas portuarias y aeroportuarias. Actuarán en esas áreas de manera primaria, además de que podrán prestar servicios comunitarios en las calles, pero tendrán una actuación normal, cotidiana, respetando sus atribuciones legales. Más allá de eso, sólo actuarán en una situación de emergencia de seguridad pública.
¿Las protestas son una preocupación?
Las manifestaciones en general y las protestas contra la Copa no son en absoluto motivo de preocupación. Brasil es un país libre, democrático, donde todos pueden expresar sus ideas y reclamos. Nuestro deber es garantizar que esas personas puedan ejercer sus derechos libre y tranquilamente. Lo que no vamos a tolerar en las manifestaciones, y estamos preparados para ello, son acciones de violencia, depredación, vandalismo y actos criminales. Desde el año pasado, con la Copa de Confederaciones, vimos que son pequeños grupos que aprovechan el momento y las reivindicaciones contra el Mundial para cometer actos ilícitos y crímenes. Estamos preparados para dar una respuesta efectiva y no aceptar ese tipo de situaciones.
En las manifestaciones del año pasado hubo muchos casos de abuso de poder y represión policial desmedida.
¿Qué se ha hecho para mejorar esa respuesta?
En la Copa de Confederaciones, más de un millón de personas salieron a las calles, pero la violencia y los actos de vandalismo estuvieron restringidos a pequeños grupos que fueron reprimidos. No hubo que lamentar ni un muerto por esa represión ni se suspendieron partidos, ni a los fans se les impidió ingresar a los estadios.
Dentro de ese contexto, con más de 50.000 policías en acción, creo que la actuación de la policía puede ser considerada positiva, más allá de los problemas menores que hayan ocurrido.
Pero siempre estamos buscando mejorar nuestra respuesta; aprendimos mucho de la experiencia de la Copa de Confederaciones y realizamos actividades de capacitación dirigidas a las tropas que estarán en contacto con las manifestaciones.
¿Monitorean a los grupos más radicales, como los Black Blocs, en las redes sociales?
Sí, después de la Copa de Confederaciones hicimos muchas inversiones en el área de inteligencia y de equipamiento, que creemos que resultaron en la disminución de la violencia en las manifestaciones que sucedieron desde entonces.
Los sistemas informáticos en Brasil son blanco de numerosos ataques cibernéticos.
¿Podrían los hackers afectar los servicios y las telecomunicaciones?
Contamos con un Centro de Defensa Cibernética en Brasilia, que integra personal de los ministerios de Justicia y de Defensa. Llevan adelante acciones preventivas de ataques a los sistemas y persiguen a los responsables para que no tengamos problemas de ese tipo.
En Río de Janeiro hubo ataques de bandas narcotraficantes a las Unidades de Policía Pacificadora instaladas en las favelas que antes dominaban los criminales.
¿Temen una mayor ofensiva en el Mundial?
-Las fuerzas de seguridad pública en Río y a nivel federal ya dieron respuesta a esas acciones. En la favela de Maré, que era un sitio estratégico problemático, el gobierno federal envió fuerzas militares de inmediato para garantizar la ocupación con la colaboración de la policía militar estatal. También hubo episodios en Copacabana que llamaron la atención y la policía militar colocó 2000 agentes más en las calles, anticipando así los planes de seguridad durante el Mundial. Estamos desarrollando, asimismo, actividades de inteligencia que no se ven, pero que han permitido monitorear más de cerca la situación y analizar los riesgos que surjan. Estamos preparados para garantizar que el ambiente en Río y en todo Brasil sea de fiesta y alegría.