En época de crisis, los gobiernos de antaño seguían pagando la deuda externa, devaluaban la moneda y subían precios de pasajes y gasolina.
El Gobierno de la revolución ciudadana sigue pagando y contratando más deuda externa, ha subido los precios de los productos importados y ahora quiere dejar de pagar sus obligaciones al IESS.
No se ve mucha diferencia entre ambos, lo cual demuestra que en época de crisis las recetas no tienen ideología.
El Gobierno se desgasta en hacer creer que sus medidas de ajuste son diferentes, ya que el efecto en la población es el mismo. Del ‘paquetazo’ arancelario está pasando al ‘paquetazo’ a los afiliados del IESS, algo difícil de asimilar en un gobierno que se jacta
de tomar decisiones técnicas y de velar por la población más vulnerable del país.
Mañana se votará en la Asamblea un proyecto de ley, que antaño se hubiese llamado ‘Ley Trole’, por la mezcla de temas laborales y de seguridad social. Y con el argumento de defender la incorporación de las amas de casa a la Seguridad Social, el Ejecutivo metió de refilón un artículo para ‘flexibilizar’ el pago de sus obligaciones con el IESS, lo cual pone en peligro la sostenibilidad del pago de las pensiones.
La ‘flexibilización’ significará que el Gobierno pague cuando quiera y como quiera. De hecho, el delegado del Presidente en el IESS anticipa que apenas se apruebe la ley, el Gobierno ya no tendrá que transferir el 40% de aporte para el pago de las pensiones jubilares.
El Presidente dice que el IESS tiene tanta plata que no necesita el aporte estatal por ahora, algo que no ha sustentado con estudios actuariales auditados, como manda la Ley de Seguridad Social.
La confusión entre la liquidez y solvencia del Seguro Social, algo difícil de creer en un Gobierno repleto de economistas, muestra la debilidad de la reforma planteada, pero también evidencia que las mentes lúcidas no atinan cómo enfrentar una crisis estructural.