Redacción Siete Días
Hay quienes dicen que la cantidad de oxígeno liberada por la selva amazónica es incomparablemente menor a la producida por las algas marinas.
Pero también están los que refutan y señalan que solo una selva tan grande como la amazónica es capaz de filtrar el aire y hacer que el CO2 se convierta en oxígeno.
Hasta el momento, no se maneja una cifra exacta sobre cuánto CO2 se transforma en O2 en lado y lado. En momentos en que la comunidad científica advierte que la deforestación de la floresta amazónica y la contaminación de los mares está haciendo empeorar el calentamiento global, hacemos un frente a frente de las teorías que defienden que uno u otro son los verdaderos pulmones del mundo.
Los árboles limpian los gases
Con sus cerca de seis millones de kilómetros cuadrados, la Amazonia se extiende a lo largo de nueve países y alberga el mayor bosque tropical del planeta.
A esta inmensa selva, que constituye una décima parte de todos los bosques de la Tierra, se la llama el pulmón del mundo pues, según varios científicos, gracias a su espesa vegetación se limpia la mayor parte de gases tóxicos del planeta.
Eso quiere decir que el gas carbónico, que producimos al respirar, y que es tóxico, es tomado por estos árboles y convertido en oxígeno gracias al proceso de fotosíntesis.
Pero, en este momento, no se tiene un cálculo cierto de cuánto CO2 está siendo convertido en la Amazonia. “Cuando se hace el cálculo aritmético para intentar ver si en un año entra más dióxido de carbono en el Amazonas del que sale, no está claro”, según Diane Wickland, directora del programa de ecología terrestre de la NASA.
Oliver Phillips, catedrático de Ecología Tropical de la Universidad de Leeds en Inglaterra, dijo a la BBC que la Amazonia puede pasar muy rápido de filtro a emisor de contaminación.
“La Amazonia es sorprendentemente sensible a la sequía”, explica el científico, autor de un estudio publicado por la revista Science, según el cual el bosque amazónico puede pasar rápidamente de ser un sumidero que absorbe CO2 a convertirse en una fuente masiva de este gas.
El fitoplancton cambia CO2 a O2
Los océanos funcionan como pulmones del planeta, filtrando el dióxido de carbono del aire. Lo hacen a través del fitoplancton, algas y plantas marinas. Por medio de ellos se realiza el intercambio atmosférico de unos 200 000 millones de toneladas de CO2 por oxígeno y la creación de la capa de ozono que nos protege de los dañinos rayos ultravioletas-B.
Estos datos, publicados por la ONG Oceána, dedicada a proteger a los mares, resumen la posición de los defensores de los mares como pulmones del mundo. Oceána añade que el agua evaporada de los océanos crea las nubes que descargarán sobre la tierra generando los ríos, lagos y demás ecosistemas y condiciones de humedad necesarias para la vida. “Los océanos, por tanto, no solo son el origen de la vida en el planeta, sino también su sustento. Por ello, de su vitalidad depende el mantenimiento de todo cuanto existe en el mundo según lo conocemos”.
El océano también sirve como medio de depuración de los desechos que le llegan desde la tierra, por lo que también se dice que es el ‘riñón del planeta’.
El Fondo Mundial para la Naturaleza y la Unión Mundial para la Conservación destacan la necesidad de aplicar medidas urgentes para proteger de la sobreexplotación de las aguas profundas y las criaturas que viven en ellas, debido a la exploración pesquera y petrolífera no reglamentada; las descargas de CO2…