Redacciones Guayaquil y Quito
La propuesta de alcanzar un sueldo de la dignidad de USD 320 para los empleados sacudió otra vez al sector empresarial.
El pasado sábado, en su cadena de radio y TV, el presidente Rafael Correa mencionó que se podrán declarar utilidades solo después de que todos los trabajadores ganen el salario de la dignidad.
Actualmente, el salario básico mensual más las compensaciones se ubica en USD 254,20. Eso significa que los empleadores deben cubrir esa diferencia con las ganancias de sus negocios.
Para Carlos Ribadeneira, presidente de la Cámara de Pequeños Industriales de Pichincha, el incremento no técnico de los sueldos afectará a las empresas, pues el monto que se destine a sueldos pudiera ser mayor a los ingresos que perciben los empleados.
Además de la reducción del número de trabajadores, Ribadeneira mencionó como consecuencia de la medida el aumento del costo de los bienes y servicios.
El mayor impacto será para los sectores textil, alimenticio y de metalmecánica, donde hay una mayor cantidad de mano de obra.
En las últimas semanas, el gremio mantuvo reuniones con el ministro de Relaciones Laborales, Richard Espinoza; y la ministra Coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, para analizar el tema salarial. Para la próxima semana se definió otra reunión.
Cely indicó ayer que se malinterpretó al Presidente. “Dijo que ninguna empresa sería deseable que declare utilidades hasta que no se alcance al salario de la dignidad. Quiere decir que si como empresa tengo utilidades por USD 1 000 sería pertinente que, como parte de una remuneración variable, compensen primero a quienes reciban menos del salario de dignidad”.
Aún se está afinando la propuesta con los trabajadores y empresarios, pues señaló que no se pretende aumentar de la noche a la mañana el salario mínimo a USD 320. “Primero habría que tener utilidades y con estas se propone una remuneración variable y luego un reparto distinto de las utilidades, que podríamos ver si quedamos en el 5%”.
Xavier Durán, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, propone un diálogo tripartito: Gobierno, trabajadores y empresarios. “El salario debería estar atado de alguna manera a la productividad. Podríamos crear una especie de pago extra que vaya en compensación con la colaboración del personal en ese tema”.
Luis Alberto Salvador, director de esa Cámara, convocó a las centrales sindicales que conforman el Consejo Nacional de Salarios a sentarse con el sector productivo para encontrar una solución.
Los sindicatos están de acuerdo con iniciar un diálogo tripartito antes de tomar la medida. Mientras que el sector artesanal asegura que no podrá afrontar un aumento si no existen compensaciones desde el Gobierno.
Raúl Muñoz, gerente de Rubasa, que ofrece servicios de limpieza, sostuvo que hay incertidumbre sobre el mecanismo para aumentar el salario. “ Se habla de un bono vía utilidades o que las firmas no generen utilidades hasta que paguen los USD 320”.
En el caso de Rubasa, el 70% del presupuesto es para pagar al personal. “Con la cantidad de trabajadores que tenemos, las utilidades no alcanzarán a repartir más de USD 10 a cada uno”.