Del Corresponsal en Buenos Aires
Un avance en la libertad de expresión. Así se considera la eliminación del delito de injurias y calumnias del Código Penal de Argentina. Según la sanción del Senado argentino, se eliminan los “delitos contra el honor”.
“Es una medida saludable haber quitado una figura de calumnias porque permite reafirmar la libertad de prensa a los periodistas que nos vemos afectados por estas amenazas”, dice Orlando Romero, periodista de la agencia estatal Telam a este Diario
La reforma al Código Penal fue enviada por la presidenta Cristina Fernández. Es una forma de cumplir el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en contra del Estado argentino que, en 1995, condenó a un año de prisión y el pago de USD 20 000 a Eduardo Kimel.
El “delito” de este fue haber escrito un párrafo en su libro ‘La Masacre de San Patricio’ sobre la actuación del juez Guillermo Rivarola, quien indagaba el asesinato a cinco religiosos por la dictadura militar, en 1976.
“Esta reforma fortalece la libertad de expresión porque los periodistas tendrán posibilidades para realizar su trabajo con más libertad, con menos presiones, incluso se puede ir eliminando la autocensura”, dijo a EL COMERCIO León Piasek, quien ofició como director del departamento jurídico de la Unión de Trabajadores de Prensa en Buenos Aires.
Al haberse comprometido a dejar sin efecto la condena y apegarse a lo que sostiene la CIDH de modificar este tipo de delito, “elimina la espada de Damocles que obligaba a los periodistas a recurrir a los eufemismos como ‘podría’ y ‘habría’, añade Piasek.
En el mismo sentido se expresa el constitucionalista Daniel Sabsay. “En lo que se refiere a la posibilidad de funcionarios públicos, las figuras de calumnias e injurias era sumamente abierta y aparecía como la espada de Damocles para impedir la libre expresión de ideas”, sostiene. Sin embargo, deja abierta ciertas dudas. “Otra cosa era contra particulares. En muchos países el honor se resarce con la indemnización civil, pero no penal. Y eso queda a salvo en la reforma”, señala Sabsay.
Según confesó al diario argentino Página 12 Andrea Pochak, abogada del Centro de Estudios Legales y Sociales, que patrocinó el libro de Kimel, “seguiremos trabajando para lograr modificar también las figuras civiles de calumnias e injurias”.
Para Sabsay, “es una forma de compensar los arrebatos contra la libertad de expresión. No es casualidad. Si se mira la (nueva) Ley de Medios, la Autoridad de Aplicación, que queda en manos del oficialismo, tiene facultades enormes que le permiten controlar los contenidos”.