La aplicación de las multas por infracciones de tránsito, a través de los fotorradares, nos cambió el comportamiento a los conductores de Quito.
Sea por miedo o por cumplir con la Ley de Tránsito, empezamos a conducir más despacio, sobre todo en las calles de la ciudad, y evitamos pararnos sobre el paso cebra para los peatones o invadir el carril exclusivo de los buses. También nos da terror o vergüenza que nos lleguen las citaciones con las respectivas multas, que sí afectan al bolsillo.
Aún no podemos saber si las infracciones y los accidentes de tránsito bajaron en apenas una semana de la aplicación de las fotomultas; sin embargo, podemos encontrar a conductores menos agresivos.
Ojalá tengamos este cambio de comportamientos en las vías grandes, que conectan a otras provincias. Solo para mencionar a la Alóag-Santo Domingo, que por sus buenas condiciones se ha convertido en una autopista de carreras.
Por esa carretera -de curvas cerradas e interminables precipicios- se viaja a más de 100 kilómetros por hora, así la calzada esté mojada por las lluvias de esta época. Eso pasa siempre, pero el fin de semana último fue distinto. Los vigilantes de la Comisión de Tránsito del Ecuador, que operan en Santo Domingo de los Tsáchilas, comenzaron a aplicar las sanciones.
En apenas pocos minutos detuvieron a más de una docena de choferes de vehículos livianos por exceso de velocidad. En esa vía ya funcionan los fotorradares, desde el peaje de Santa Rosa, en la parroquia de Alóag.
La Alóag es considerada una de las vías más peligrosas y también donde siempre se producen los accidentes más trágicos, ya sea de buses interprovinciales o de autos.
La imprudencia y la impericia, el irrespeto a las señales de tránsito y el exceso de velocidad son las principales causas de los percances en esa carretera, así como en otras del país. Estas significaron el 65,32% de los 38 658 accidentes reportados el año pasado. Ojalá, la cantidad de accidentes se reduzca este año.