Este 12 de marzo fue velado, en Píllaro, Azael Quinaluiza quien falleció en un accidente en el proyecto hidroeléctrico Mazar-Dudas. Foto: Modesto Moreta/EL COMERCIO
Lourdes Junta permaneció callada cerca del ataúd donde se transportaba el cuerpo de su esposo, Azael Quinaluiza, de 48 años. Él es uno de los cuatro fallecidos en un accidente registrado el lunes, mientras trabajaban en la construcción del proyecto hidroeléctrico Mazar-Dudas, en Cañar.
Hoy, jueves 12 de marzo del 2015, a las 14:00, se realizó el sepelio en el cementerio de la parroquia Emilio María Terán, jurisdicción donde vivía con su esposa y dos hijos. Más de 400 personas asistieron al entierro. El acto litúrgico se cumplió en la iglesia de este poblado, que está ubicado a 20 minutos al oriente del cantón Píllaro, en Tungurahua, una provincia de la Sierra centro del Ecuador.
Entre llantos, sollozos y una gran cantidad de arreglos florales, los familiares y amigos se despidieron de su ser querido. La capilla ardiente se levantó el martes 10 de marzo del 2015, en la sala de la Junta parroquial de Emilio María Terán. Cuatro sirios se quemaban lentamente, mientras decenas de personas rezaban en silencio y contaban de lo acontecido.
Lourdes Junta, su pareja, con lágrimas, contó que el día en que su esposo viajó a Cañar, no pudo acompañarle a la Terminal Terrestre de Ambato, lo hizo su hijo Misael, de 20 años. “Solo me despedí con un beso y le dije que me disculpara. No podía ir, porque estuve enferma. Me dijo que retornaría en 20 días. No lo puedo creer,que haya regresado en un ataúd”.
Desde joven, Azael se dedicó a trabajar en las compañías constructoras de Pichincha, Cañar, Azuay y otras provincias. Laboraba en la perforación de túneles. El día del accidente trabajaba en uno de estos, pero cedió la tierra y murió sepultado.
Lourdes recibió la noticia a las 22:30 del lunes, luego del accidente. “Creí que estaba herido, viajé a Cañar pensaba hablarle, pero estaba muerto. Intenté ingresar a la zona del accidente, pero no me dejaron. Luego salió el vehículo de Criminalística con el cadáver para efectuarle la necropsia, posteriormente lo trajeron a Píllaro”.
La empresa corrió con los gastos fúnebres. La mujer, de 46 años, espera que el apoyo ofrecido por los ejecutivos de la empresa constructora del proyecto llegue. “Necesito financiar los gastos de los estudios de mis dos hijos. Azael era el jefe de la casa, él trabajaba en diversos proyectos y con eso costeaba los gastos de educación y alimentación. Fue una noticia impactante para toda la familia”, dijo sollozando la mujer, de 46 años.
Antes que se cumplieran las honras fúnebres, varios amigos, que también laboraban en Cañar, asistieron a la liturgia. Héctor Moya, fue uno de ellos. Él se salvó de morir en el accidente junto con Azael. Presenta golpes en el cuerpo, fractura del brazo derecho y una herida en la cabeza.
Su cuñado, Samuel Junta, mencionó que fue apegado a la familia. Laboraba 20 días y 10 tenía de vacaciones. Esos los aprovechaba para visitar a la familia. El miércoles de ceniza, en febrero pasado, llegó a la parroquia. Ese día se festejaba un pregón de fiestas en el pueblo, estuvo alegre, bailando y conversando con sus allegados. También se preparó un almuerzo.
La mala noticia la recibió el martes a las 08:00 cuando se encontraba en el trabajo. “En la noche me enteré lo sucedido. A las 00:30 del miércoles llegó el cuerpo. “En caravana lo esperamos en el centro de Píllaro y venimos. Casi toda la parroquia nos acompañó”, recordó Samuel.
A pocos pasos está Misael, de 21 años. Estudia en el Superior del Instituto Guayaquil. Es el hijo mayor de la familia Quinaluiza Junta. “Es lamentable lo que le pasó a mi padre. Ahora esperamos que se cumpla con los ofrecimientos. Era un hombre trabajador que siempre fue responsable y unía a la familia”.
A pocos minutos de allí, los familiares de Carlos Guamán, Juan Quintuña y Juan Toapanta, que también murieron en el accidente laboral, esperan que los cuerpos sean recuperados. La hija de Juan Quintuña, Jenny, aguarda una llamada de su madre avisándole que localizaron el cuerpo de su padre. “Esperamos que los encuentren para darle una sepultura digna”, manifestó sollozando.