Redacción Sierra Norte
La sirena se escucha desde varios rincones del barrio San Juan, en el suroccidente de Otavalo. Es la señal con la cual cientos de niños salen al recreo o cambian de materia y de profesor en la Unidad Educativa del Mileno Jatun Kuraka.
El próximo mes, este establecimiento educativo cumplirá un año en funcionamiento.
Dos jornadas de clase
La Unidad Educativa del Milenio Jatun Kuraka, en Otavalo, fue la tercera en construirse en el Ecuador. Cotacachi , también en Imbabura, gestionará este año un establecimiento similar.
Las clases en Jatun Kuraka empiezan a las 07:00 y concluyen a las 13:00 para los niños de inicial a séptimo año de básica. En la tarde, las actividades van de 12:30 a 18:30, para los chicos de octavo, noveno y décimo.
Allí estudian 943 alumnos a cargo de 60 profesores. Los niños llegan desde las comunas más apartadas del cantón Otavalo, en la provincia de Imbabura. La mayoría pertenece a familias indígenas pobres.
Los estudiantes reciben clases en 26 aulas. Cuentan con un laboratorio de ciencias, una biblioteca virtual, dos laboratorios de computación equipados con 30 computadoras e Internet banda ancha las 24 horas. En el comedor reciben por turnos el desayuno y el almuerzo.
La infraestructura se conserva en buen estado, limpia y en orden. Las amplias zonas verdes y las áreas recreativas vuelven el ambiente agradable para todos.
“A veces quienes nos visitan por primera vez creen que se trata de un establecimiento privado. Luego se sorprenden al enterarse que es fiscal y que los estudiantes solo pagan la matrícula porque los útiles y los uniformes son gratis”, dice Patricia Hinojosa, vicerrectora (e).
Hace un año, el presidente Rafael Correa inauguró esta unidad educativa con un grupo de ministros y autoridades de Imbabura. Para equiparla con moderna infraestructura física y
tecnología el Gobierno invirtió USD 1 885 000.
Con el tiempo, la demanda superó la oferta. Las aulas ahora resultan insuficientes y eso obligó a laborar en dos jornadas: diurna y vespertina.
“Queremos inaugurar el colegio, pero necesitamos construir siete aulas más. También nos hacen falta más profesores, un médico y un odontólogo. El Departamento de Orientación y Bienestar Estudiantil sí funciona bien”, señala Hinojosa.
A los estudiantes les gusta asistir a las aulas de computación. En opinión de Iván Salas, profesor de esta materia, el gancho son los juegos. “Aquí aprenden a usar Windows y refuerzan diversas materias con el apoyo de la Internet. Juegan y se divierten ese es el secreto para aprender”.