Redacción Guayaquil
El tren estaba a punto de partir. Algunos corrían desesperados por alcanzar el último vagón. La pequeña Génesis, de 5 años, prefirió el asiento de en medio, junto a sus amigos.
En pocos segundos, las ruedas comenzaron a girar sobre las rieles. Y aunque el recorrido era corto, la sonrisa no se borró del rostro de los pequeños viajeros.
La mañana de ayer, el Centro de Convenciones de Guayaquil se convirtió en un miniparque de diversiones. Trenes, carritos y videojuegos fueron parte del entretenimiento para los más de 400 niños invitados al agasajo navideño, organizado por la Vicepresidencia de la República.
Los colores dorado, rojo y verde resaltaban en cada rincón. Entre árboles de Navidad y las figuras de renos y Papá Noel, los pequeños disfrutaron de los juegos. Génesis no se quedó atrás e hizo un recorrido junto a sus 40 compañeros de la Fundación de Asistencia Social y Atención Integral a las Discapacidades (Fasaid).
Como la pequeña, varios niños con síndrome de Down y otras discapacidades fueron los principales homenajeados. “Esto les hace bien, porque aprenden a relacionarse con otros niños y con su entorno”, indica Jéssica Colorado, presidenta de Fasaid.
Sentado en el pasillo central, el pequeño Roger (6 años) esperaba ansioso su turno de subir al carrito de bomberos. La sirena roja le llamaba la atención. Con la mirada, aunque un poco perdida, trataba de seguir el destello.
Él padece el síndrome de Nau, una enfermedad que afecta a su desarrollo motor y en parte su visión. Desde hace cuatro años asiste a la Fundación Nuevos Caminos, donde recibe terapias. “Ha progresado mucho. Los juegos y las risas lo ayudan para el desarrollo de sus habilidades”, cuenta Glenda Merelo, profesora de la fundación.
A pocos pasos, una ficha fosforescente no paraba de girar sobre el tablero. El marcador era de 4-0, a favor de Antony Rodríguez. Aunque era la primera vez que jugaba jockey de mesa, era todo un experto atajando los puntos. “Nunca pensé que iba a jugar esto, me gusta”, dice el niño de 11 años, que recibe ayuda de la Fundación Semillas de Amor.
Antony no tiene ninguna discapacidad. En su pecho resaltaba un rosario de madera, el regalo de su mamá, quien permanece desde hace varios años en la Penitenciaría del Litoral. Los hijos de las internas también fueron parte de este festejo.
“La ausencia de sus madres se siente mucho, en especial en fechas como esta. Esta diversión los hace olvidar por un momento su dolor”, indica Digna Soledispa, colaboradora.
Con la llegada del vicepresidente Lenín Moreno, las luces de los juegos se apagaron por un instante. Sobre el escenario, adornado con juguetes, el funcionario dio un mensaje de Navidad a sus invitados especiales.