Los nuevos locales de comida reciben el permiso de apertura cuando cumplen con las normas de inclusión. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Una rampa de acceso, una carta con la oferta gastronómica en braille o una mesa para que entre adecuadamente una silla de ruedas pueden marcar la diferencia para las personas con discapacidad, en el momento de elegir un destino para sus vacaciones.
En La Mariscal, la zona que concentra la mayor cantidad de establecimientos turísticos en Quito, el 25% de los locales ya está catalogado como accesible, según Quito Turismo.
El piso irregular, la falta de ingresos adecuados o la estructura de los baños son aspectos que evitan que se convierta en una zona totalmente inclusiva.
Las personas con discapacidad quieren disfrutar de una discoteca, un bar o un karaoke, solo que no es frecuente que vayan porque no existen las facilidades para que puedan ingresar, dice Lucía Yela.
Cuando esta mujer de 34 años entra en uno de estos locales, los propietarios se dan cuenta que, incluso, el material del suelo marca la diferencia.
Yela tiene discapacidad física desde que nació. Cuando se mueve por el sector no necesita ayuda.
Con sus muletas se desplaza cómodamente por los restaurantes de La Mariscal que sí son accesibles.
Los establecimientos del sector debían cumplir con las reglas técnicas para zonas especiales turísticas hasta abril del año pasado, pero aún no lo han hecho.
El 13% de este reglamento se refiere a parámetros de accesibilidad.
El costo de cambiar la infraestructura y la poca llegada de personas con discapacidad a sus locales son excusas comunes de los propietarios para no empezar a implementar las normas, cuenta Patricio Velásquez, director de Calidad de Quito Turismo.
En el país, 400 000 habitantes tienen alguna discapacidad; esta población representa un sector de potenciales turistas internos que necesitan estas implementaciones para poder disfrutar plenamente.
Se suman los visitantes de la tercera edad, que muchas veces utilizan una silla de ruedas para desplazarse.
Yela conoce a varias personas con discapacidad y siempre comparten sus experiencias. La distancia de las mesas en un restaurante o las comodidades en el baño forman parte de sus conversaciones.
No sabía que en La Mariscal ya existen sitios que han implementado la accesibilidad como una prioridad.
En la Trattoria Cosa Nostra su dueña, Paola Rivas, cuenta que el año pasado recibió una serie de observaciones por parte de los técnicos de Quito Turismo.
Después de eso adecuaron el lugar con la señalética correcta y reemplazaron la rampa
fija por una móvil, para no alterar el espacio público. También ofrecen una carta en braille para personas con discapacidad visual.
Actualmente se están realizando capacitaciones e inspecciones para que los locales vayan implementando estas normas. Los nuevos locales solo reciben el permiso de funcionamiento una vez que ya cumplan con los parámetros.
En sitios que están en la planta baja la rampa de acceso -ya sea fija o móvil- es obligatoria. Mientras que en los pisos altos se privilegian discapacidades como la visual y auditiva.
En los edificios muy antiguos, cuenta Velásquez, es complicado implementar estas normas, por la estructura de las edificaciones. Por eso, también se hace un análisis dependiendo de cada sitio.
Lo importante no es imponer, sino más bien demostrar a los empresarios que con estas reformas “ganan los turistas, los visitantes locales y sobre todo sus negocios”.
Según Gustavo Giler, secretario técnico de Discapacidades de la Secretaría Técnica para la Gestión Inclusiva en Discapacidades (Setedis), el tema de la accesibilidad no tiene que ver solo con la infraestructura sino también con los parqueaderos cercanos y con la capacidad del personal para atender diferentes necesidades, que son temas en los que se está trabajando.
En otras zonas de Quito, la Setedis realizó un diagnóstico de los principales museos, como el del Carmen Alto, Interactivo de Ciencia, Centro de Arte Contemporáneo, Museo del Agua Yaku y el Museo de la Ciudad. En promedio, estos tienen el 57% de accesibilidad (nivel medio) y podrían proyectarse que alcancen un 90% en este mismo año.
En contexto
Si los locales no cumplen con las reglas, Quito Turismo les ofrece un plazo para que puedan cumplirlas. Si en la segunda inspección ya han aplicado los cambios, se establece un documento de conformidad, caso contrario, puede haber una sanción.