Vietnam quiere proteger al pangolín del tráfico ilegal

El pangolín se ha convertido en una de las especies con mayor riesgo de extinción. Desde septiembre su comercio internacional está prohibido. Foto: AFP.

El pangolín se ha convertido en una de las especies con mayor riesgo de extinción. Desde septiembre su comercio internacional está prohibido. Foto: AFP.

El pangolín se ha convertido en una de las especies con mayor riesgo de extinción. Desde septiembre su comercio internacional está prohibido. Foto: AFP.

El pangolín Mi Bo llegó al centro de rescate con una pata amputada por una trampa colocada en la jungla. Vietnam se propone salvar este mamífero, el más afectado por el tráfico ilegal en el mundo.

El resto de su cuerpo estaba lleno de laceraciones rojas, y probablemente Mi Bo nunca recuperará las fuerzas necesarias para volver a la vida salvaje.

En el parque nacional de Cuc Phuong, al sur de Hanói, la ONG local Save Vietnam's Wildlife ha creado un centro para atender a pangolines heridos.

Cerca de un millón de pangolines han sido capturados en los últimos diez años en las selvas de Asia y África, para ser generalmente destinados al mercado asiático, según estimaciones de los defensores del medioambiente.

La delicada carne de los pangolines, pero también sus huesos y sus órganos, son muy apreciados por los 'gourmets' y los curanderos chinos y vietnamitas. Todo ello los convierte en víctimas de los cazadores furtivos, también en Vietnam.

El pangolín se ha convertido así en una de las especies con mayor riesgo de extinción. Del tamaño de un pequeño perro, estos mamíferos están indefensos en su entorno salvaje: ven mal, pesan menos de 20 kilos y se hacen un ovillo al sentirse amenazados. Son así una fácil presa para los traficantes, que apenas tienen que recogerlos y meterlos en una bolsa.

“Me siento a la vez triste y enfadado” asegura Lam Kim Hai, veterinario de 24 años, empleado en el centro de rehabilitación de los pangolines, donde decenas de estos mamíferos son cuidados y recuperan fuerzas.

“Aquí tienen una segunda vida, una especie de renacimiento” se felicita Nguyen Van Thai, director del centro, que acoge hasta a una decena de pangolines por día.

Entre éstos, un grupo llegó en estado de hipotermia, tras haber sido colocados vivos entre hielos por traficantes que pensaban así conservarlos mejor.

“La carne de pangolín es absolutamente deliciosa y nutritiva, pero también muy buena para la salud” afirma Nguyen Van Thinh, un funcionario de Hanoi de 56 años, interrogado por la AFP .

“Cuando tengo invitados o socios que quieren comer pangolín, a toda costa debo obtenerlo” confirma Vu Trong Phat, un empresario de la construcción. El precio del pangolín puede llegar hasta los USD 1 100.

Y los curanderos atribuyen por su lado a las escamas de queratina de los pangolines -la misma materia que el cuerno de los rinocerontes o las uñas humanas- virtudes terapéuticas para el corazón y la circulación.

El príncipe Guillermo de Inglaterra, conocido por su defensa de los animales -en particular los elefantes- llega este jueves 17 de noviembre  a Hanói para aportar su grano de arena a la salvación de estos mamíferos. Guillermo tomará la palabra en una conferencia internacional dedicada a la preservación de la fauna.

Este foro, de una inédita magnitud para Vietnam, está organizado por el régimen comunista de un país hasta ahora más bien conocido por ser una plataforma de tráficos de especies en vías de desaparición, de marfil de elefantes o de cuernos de rinocerontes.

El pangolín estará también en el centro de los debates en este foro. Este mamífero obtuvo en septiembre la protección de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) , durante su última reunión en Johannesburgo.

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