El turismo religioso en jaque por el covid-19

El Santuario de Fátima recibe cada año a unos 6 millones de fieles de todo el mundo. Foto: EFE

El Santuario de Fátima recibe cada año a unos 6 millones de fieles de todo el mundo. Foto: EFE

En los últimos días han cancelado visitas al Santuario de Fátima 13 grupos, en su mayoría procedentes de Corea del Sur e Italia, dos de los países más afectados por el covid-19. Foto: EFE

Se acerca la hora del ángelus y cientos de fieles se concentran en la basílica del Santuario de Fátima. El culto avanza como cualquier otro día, pero no hay agua bendita, la comunión se entrega en mano y se recomienda evitar los abrazos y el contacto directo con desconocidos.

Son las medidas de prevención contra el covid-19 que desde esta semana se aplican en Fátima, uno de los mayores centros de peregrinación mariana, en el corazón de Portugal, golpeado en estos días por la caída del turismo.

El Santuario, que recibe cada año a unos 6 millones de fieles de todo el mundo, empieza a acusar el impacto. Y no solo por los cambios en el culto. En los últimos días han cancelado sus visitas 13 grupos, en su mayoría procedentes de Corea del Sur e Italia, dos de los países más afectados por la enfermedad.

Cancelaciones que, explica a Efe la portavoz del Santuario, Carmo Rodeia, no constituyen, por el momento, un elemento de preocupación.

"Registramos con normalidad nuestro ritmo de presencias habituales en esta época del año", asegura. "Incluso en el pico de la crisis, los peregrinos no desisten de venir al Santuario".

"Acompañamos la situación con mucha tranquilidad y mucha normalidad". No obstante, admite que tienen su propio "plan de contingencia" por si la situación se agrava. Aunque prefiere no revelarlo.

El turismo, otra víctima del virus

En los hoteles de la ciudad, los números no cuadran. La caída de las visitas de peregrinos asiáticos e italianos preocupa. El Santuario es el alma de Fátima y su motor económico.

"Estamos teniendo impacto de cancelaciones", reconoce Alexandre Marto Pereira, director del grupo Fátima Hoteles, que engloba diez establecimientos de la zona.

El Santuario de Fátima recibe cada año a unos 6 millones de fieles de todo el mundo. Foto: EFE

"Tuvimos cancelaciones fuertes en febrero y ahora la gente está wait and see, esperando para ver", continúa Marto en una entrevista con Efe.

Las reservas, estima, han caído un 15%, pero el golpe no es dramático porque Fátima está en temporada baja. "El problema será a partir de mayo, junio, julio, pero es una incógnita total".

El impacto del coronavirus en el turismo religioso es global porque, explica Marto, los viajeros de Estados Unidos, América Latina o Asia, compran paquetes con escalas en centros de peregrinación como Santiago de Compostela (España), Fátima, Lourdes (Francia) y el Vaticano (Italia).

Basta con que alguno de estos destinos caiga para que se resientan todos. "Si Italia o España tiene un problema, es indiferente si Portugal lo tiene o no", resume.

Luisa Sosa no oculta su inquietud. Trabaja en una tienda de venta de objetos religiosos próxima al Santuario. Las ventas, dice, han caído entre un 20 y un 30 por ciento. Pero no pierde la esperanza: "estamos en temporada baja todavía".

La baza ibérica

"Va a ser un año duro", se sincera Marto. Pero lo importante, dice, no es cómo empieza sino cómo termina.

Su gran apuesta son los dos mercados más importantes de Fátima: Portugal y España. Dos vecinos que se conocen a fondo y se llevan bien.

"Si este tema del coronavirus continúa es posible que la gente de España pueda venir más, esa es nuestra expectativa. Esto no es sólo un problema de salud pública sino de miedo, y los españoles conocen muy bien Portugal y los portugueses España. No hay que tomar vuelo, es fácil moverse en coche...".

"La gente se siente segura si está cerca de su casa". Y, en Portugal los españoles pueden sentirse como en casa y viceversa.

Por eso Marto negocia ya condiciones especiales para atraer a los turistas españoles.

"Esperamos que las instituciones de Turismo de Portugal se concentren en sus campañas en Portugal y España", confía.

También el Santuario apuesta por el turismo español. Mientras caen los grupos de Asia e Italia, crecen los procedentes de España, que el año pasado supusieron el 20% del flujo a Fátima.

"En los dos primeros meses del año pasado se anotaron 15 grupos españoles, y este año, en los dos meses, 51 grupos", apunta Carmo Rodeia.

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