Tungurahua: Tondolique protege sus aguas

El bosque abastece de agua a la zona baja de Tondolique y otras comunas. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

El bosque abastece de agua a la zona baja de Tondolique y otras comunas. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

El bosque abastece de agua a la zona baja de Tondolique y otras comunas. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO

Las fuertes lluvias que cayeron en los últimos dos meses en el bosque de la comunidad Tondolique llenaron de vida esta área protegida de más de 400 hectáreas. El agua, que se escurre por el piso, se asemeja a un extenso colchón, al estar cubierto por almohadillas y líquenes que retienen el líquido para los tiempos de estiaje.

Este se filtra y montaña abajo brota y alimenta pequeños riachuelos y ciénagas que se extienden a lo largo y ancho de esa área verde, la cual guarda un bosque centenario y una variedad de especies de flora y fauna. Esta reserva se localiza a 10 minutos del centro de la parroquia Quisapincha, en el cantón Ambato.

En el sitio abundan frutos silvestres y flores. Para los comuneros del lugar, este es un proceso importante dentro del ciclo productivo, puesto que conservar el agua de riego y el consumo humano es necesario a 3 500 metros sobre el nivel del mar. Se abastecen del líquido vital para producir sus tierras cubiertas de sembríos de ocas, mellocos, habas, mashua, papas y cebada.

Y es precisamente en este extenso bosque donde abundan los árboles de quishuar, polilepys… La mirada se pierde a simple vista, mientras una densa neblina cubre un extenso valle regado por las diáfanas aguas que descienden del páramo por el río Casahuala.

En ese ambiente se sumergen Mariano Cosquillo, su hermano Juan y Eustaquio Tualá, guardianes de este reservorio de agua. Los hermanos Cosquillo cuentan que hace 21 años el área estaba dedicada al pastoreo de animales, los cuales destruían este espacio.

En 1996 los comuneros de Nueva Tondoloque decidieron cuidar esta reserva. La causa fue porque los caudales de agua comenzaron a bajar hasta menos de 30 litros por segundo. La medida adoptada fue una de las más acertadas por los 800 habitantes. En la actualidad, 54 litros de líquido corren por los riachuelos que se asemejan al sistema circulatorio del cuerpo humano. Hay agua por todo lado.

Es el hábitat ideal de los conejos de páramo, venados, lobos y otros mamíferos. Además, hay aves como el curiquingue, el águila y los quindes, que beben el néctar de los huicundos (flor de páramo) que abundan anidando en los árboles. También hay flores como la cresta de gallo, que es de color rojo. La mora silvestre y los mortiños crecen para convertirse en el alimento de las aves.

Cosquillo, de 55 años, camina despacio por el sendero que por las lluvias está cubierto de un espeso barro. “Tengan cuidado, porque el lodo es revaloro”, dice el comunero, pero el anuncio llega demasiado tarde: uno de los caminantes chapalea en el fango. Eso no impide que continúe.

La geografía irregular del terreno obliga a una primera parada en el sector de Tablapamba, a 3 400 metros de altura. La neblina se disipa paulatinamente y deja mirar la inmensa sábana verde esmeralda rodeada de cerros, montañas, bosques y lagunas que brillan con los escasos rayos solares.

Tras dos horas de camino, llega la recompensa: conocer y recorrer el bosque centenario compuesto por el quishuar, polilepys y otras especies. Cosquillo cuenta que son más de 50 árboles que sobrepasan los 400 años y tiene nueve metros de altura con grandes ramas donde crecen en comunidad pacífica los huaicundos y líquenes. “Los inmensos árboles, con ramas cubiertas de líquenes y musgos, transportan a los caminantes a una era prehistórica; es algo hermoso que se debe conocer”.

Este frondoso bosque permanece, en la mayoría de los meses del año, nublado y hay copiosas lluvias. Cuando llega el verano, es uno de los sitios importantes para hacer turismo comunitario, un proyecto se inició en el 2012. Los dirigentes, con la ayuda del Ministerio de Turismo, de la Prefectura de Tungurahua y el Ministerio del Ambiente, empezaron a promocionar las caminatas y cabalgatas en esta área protegida, como parte de una ruta turística que ofrecen los habitantes.

A paso acelerado, continúa el viaje y se arriba a una choza que construyeron los comuneros para descansar. Está edificada con techo de paja y paredes con madera de chonta.

Cosquillo vio crecer miles de árboles en este bosque de Tungurahua y espera que se mantenga por más tiempo.

Trabajo agricultura
Las familias  se dedican a la producción agrícola. También al turismo comunitario.

Clima frío
El clima en Nueva Tondolique es frío. La temperatura promedio es 8 grados centígrados.

Población en la zona
En esta  comunidad de la Sierra habitan 800 personas aproximadamente.

Etnia indígena
Los habitantes  de la comuna se identifican como parte del pueblo Quisapincha.

Trabajo en conjunto
Los 800 habitantes de la comunidad Nuevo Tondolique trabajan con un reglamento interno que norma el ingreso al área protegida. Además, sanciona la caza y la tala en la zona. Además, sanciona con una multa de USD 40 a los propietarios que dejen ingresar animales en la zona.

Los resultados de la protección
Con la conservación del bosque andino y del páramo vieron cómo incrementó la flora y la fauna en este espacio verde que cubre 400 hectáreas de su territorio. Ahora pueden encontrar con mayor frecuencia especies como el venado, el lobo, los conejos. Las visitas aumentaron.

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