La comunidad ha visto en la totora una salida para generar economía en la región.
El proyecto Coraza Ñan se ha desarrollado alrededor del turismo rural y una de las ramas que más llama la atención de los turistas nacionales y extranjeros es el uso de la totora.
Martha Gonza, administradora del emprendimiento Totora Hogar de Coraza Ñan, indica que la comunidad elabora artesanías con totora y desde hace un año se promueve el uso y fusión de fibras naturales, como la paja y la cabuya.
Totora Hogar está en San Rafael de la Laguna, Imbabura. 25 miembros pertenecientes al pueblo kichwa Otavalo son parte de este emprendimiento que -de acuerdo con Gonza- se abre a distintas líneas de trabajo con la totora, como la bisutería, canastas, cofres, adornos, balsas y muebles.
Estos últimos se realizan bajo pedido y a gusto de los clientes. Incluso, han visto el acercamiento de personas que se interesan en la aplicación de la totora para otros fines, como en la arquitectura, para recubrir techos en cielos falsos.
Esta actividad ha logrado empoderar a la comunidad, asegura Gonza, porque ha permitido derivar no solo en productos de venta, sino en una oferta turística. La gente de la comunidad se encarga de dirigir los grupos de turistas; realizan explicaciones sobre la planta, los cortes y usos.
Según Gonza, lo que más aprecian los visitantes es que pueden llevarse los productos hechos por ellos mismos.
A través de estos encuentros, los turistas aprenden el manejo de la totora e inician sus primeros objetos, como las llamas para un llavero o las tradicionales esteras. Para trabajar con la totora, el proceso lleva más de un mes, pero los turistas ayudan desde la cosecha y luego trabajan con fibras ya procesadas.
Gonza dice que aprendió a tejer de forma profesional con la empresa comunitaria Totora Sisa, pero que desde pequeña lo hizo viendo a los adultos. Gonza cuenta que la trenza decora la mayoría de elementos, porque es esencia del pueblo.
La comunidad ha visto en la totora una salida para generar economía en la región.
Por ello, Gonza destaca que buscan concretar la venta de sus productos a mercados internacionales, pero requieren de más mano de obra. Para lo cual “capacitamos en diferentes parroquias para generar trabajo, no solo para San Rafael de la Laguna”. Reconoce que hay mucha gente que teje la totora y las capacitaciones son la base para conseguir los estándares de calidad para la exportación.
Coraza Ñan aprovecha la totora para brindar a los turistas paquetes en los que se incluyen visitas a orquidearios, consumo de gastronomía local y pesca deportiva.