Santa Elena, un destino del pueblo pescador

Ayangue es una ensenada de aguas tranquilas. Los operadores turísticos nativos promueven actividades recreativas y paseos en lancha. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

Ayangue es una ensenada de aguas tranquilas. Los operadores turísticos nativos promueven actividades recreativas y paseos en lancha. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

El balneario de Ballenita se aprecia desde la hostería y museo Farallon Dillo. Es parte de los 150 kilómetros de costa y comunas ancestrales que tiene Santa Elena. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

La riqueza turística de la provincia de Santa Elena va más allá de Montañita y Salinas, sus destinos más visitados, sobre todo en los feriados.

Las zonas de Ballenita y Ayangue son dos de las principales alternativas turísticas en la península. “Ayangue es uno de los destinos de mayor despunte con una playa que tiene la forma de una herradura, una gran piscina natural para las familias y los niños”, describió Luis Tenempaguay, exdirectivo de la Cámara de Turismo provincial.

También se promueven actividades como esnórquel y buceo, pues el islote ‘El Pelado’ cuenta con la estatua religiosa de Cristo de las Aguas, a 16 metros de profundidad.

Ayangue es una ensenada de aguas tranquilas. Los operadores turísticos nativos promueven actividades recreativas y paseos en lancha. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

En Ayangue, la imagen de los turistas abordando las clásicas bananas acuáticas remolcadas por lanchas a motor contrasta con la de embarcaciones de pesca artesanal, que define la etnicidad local, la del pueblo cholo pescador.

Son 18 embarcaciones y seis operadores turísticos que organizan los paseos, que incluyen las visitas al islote El Pelado o a Playa Rosada, entre Palmar y Ayangue, a la que el estrato mineral de los cerros circundantes le imprime un tenue tono salmón.

“En la isla de El Pelado se observan con esnórquel peces, corales, estrellas y caracoles. La isla cuenta con cuevas donde se avistan lobos marinos, piqueros patas azules y fragatas”, indicó Andrés Rodríguez, guía turístico nativo de Ayangue. La propia comuna organizó un cuerpo de salvavidas, controla y restringe las ventas ambulantes en la playa.

El Museo Amantes de Sumpa de Santa Elena, que se centra en la cultura Las Vegas, exhibirá hasta abril la muestra ‘La tierra del guasango’. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

Mientras que Ballenita cuenta con un malecón escénico y un patio de comidas renovados, con un mirador panorámico de dos niveles y 20 metros de altura, que sobresale como un muelle de 35 metros desde la orilla hacia el mar.

El oleaje es tranquilo en comparación con las zonas expuestas al choque directo del océano. Y la playa cuenta con duchas y baterías sanitarias, algo que se necesita en Salinas, el balneario más visitado de la provincia.

Tenempaguay, que se identifica con el pasado guancavilca, destaca el desarrollo de destinos como San Pablo, Libertador Bolívar o Ayampe.

“San Pablo se ha convertido en un ícono gastronómico de la Ruta del Spondylus; se practican actividades recreativas, como el parapente remolcado por lancha”.

Cebiches, cazuelas y arroces marineros se destacan en la Ruta del Spondylus. Fotos: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO y cortesía.

Los cebiches, bollos de pescado y cazuelas de mariscos, camarones apanados, pescado frito, arroces y sopas marineras se destacan en la oferta.

La Prefectura de Santa Elena promueve además entre sus principales balnearios a Chanduy, Mar Bravo y Punta Carnero (cerca a Salinas), Palmar (en el cantón Santa Elena), Playa de Cautivo y de La Libertad (en La Libertad). También están Manglaralto y La Rinconada (al norte, en el Bosque Protector Colonche).

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