Los principiantes arrancan con poco peso para reducir el riesgo de lesiones. También sirven los discos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Luego del entrenamiento en casa, con tutoriales o encuentros virtuales, las clases dirigidas a domicilio recobran importancia.
Esa tendencia, según expertos, se mantendrá en el 2021, pues aunque los centros de acondicionamiento abrieron sus puertas, las personas aún le temen al nuevo coronavirus.
Las visitas a domicilio, dice la entrenadora Mariola Cuenca, se realizan cumpliendo estrictos protocolos de bioseguridad: se lavan las manos, utilizan mascarilla, se toman la temperatura y hay dos metros de distancia. Adicionalmente, el monitor desinfecta su calzado antes de ingresar a la vivienda del cliente.
Los entrenamientos se diseñan en función de los requerimientos de cada persona: unas buscan estar activas para, en caso de contraer el virus, recuperarse con facilidad. Otras, en cambio, se concentran en fortalecer sus músculos para lidiar con las jornadas de teletrabajo o de educación virtual.
Sin embargo, apunta Cuenca, hay un mayor interés por bajar de peso. Hombres y mujeres están empeñados en recuperar las medidas que lucían hasta antes de la pandemia.
Cada encuentro dura entre 60 y 75 minutos, incluidos el calentamiento y el estiramiento. Ese tiempo puede extenderse en casos puntuales.
Las clases pueden ser diarias, pero por lo regular los entrenadores diseñan un plan que contempla tres visitas a la semana. Los alumnos son los encargados de fijar la hora.
Sandry Hidrobo, entrenadora y fisioterapeuta, por ejemplo, inicia con sus cursos personalizados a las 06:00.
Trabaja con varios ejecutivos que, después de sudar, siguen con sus actividades.
En los entrenamientos a domicilio, los profesionales priorizan el trabajo con peso o con recursos que aporten dificultad a la práctica. Las ligas elásticas o mancuernas son algunas de las alternativas.
La incorporación del peso es paulatina, sobre todo cuando se trata de principiantes.
Del trabajo cardiovascular -caminar, trotar, pedalear, saltar cuerda- se ocupa el alumno, con la guía previa del monitor.
Ellos se encargan de definir los tiempos y las intensidades, y de recordar la importancia de un correcto descanso.
El sobreentrenamiento, dice el deportólogo José Reinhart, aumenta el riesgo de sufrir lesiones. Un músculo se recupera eficientemente en 48 horas.
Las activaciones se realizan, por lo general, dentro de la vivienda, aunque también son opciones el gimnasio comunal -reservado con anticipación– y espacios abiertos como terrazas y parques.
Cuando el alumno carece de equipamiento, los instructores se encargan de movilizar mancuernas, barras, discos, aunque Hidrobo apunta que las personas pueden mantenerse en forma trabajando con el peso de su propio cuerpo. La clave está en contar con la guía adecuada en todo el proceso.
Además del ejercicio, el entrenador puede acompañar en el proceso nutricional que sugiera el nutricionista.