Con rituales se celebró la fiesta de los tsáchilas, el Kasama

En el Kasama, los tsáchilas hacen un baño de purificación en el río. Foto: Katherine Delgado para EL COMERCIO

En el Kasama, los tsáchilas hacen un baño de purificación en el río. Foto: Katherine Delgado para EL COMERCIO

En el Kasama, los tsáchilas hacen un baño de purificación en el río. Foto: Katherine Delgado para EL COMERCIO

En la fiesta Kasama, los poné (sabios) recargan sus energías e inician un nuevo siglo en la nacionalidad tsáchila.

Para eso realizan dos largos rituales, que les permiten crear un ambiente de abundancia en las siete comunas.

Esos ritos también son una forma de compartir entre las familias. Eso debido a que después de los rituales, los tsáchilas realizan una gran fiesta con danza, comida típica y el malá (chicha de maíz).

El poné Abraham Calazacón señaló que el ritual se inicia con los preparativos. Los hombres se encargan de conseguir en el bosque la planta sagrada para preparar el nepi o la ayahuasca. Buscar ese bejuco puede tardar hasta cinco días. Eso, debido a que solo pueden encontrarlos los vegetalistas sabios.

Una semana antes de la fiesta Kasama, que se realiza cada sábado de Gloria, se prepara el nepi. Para ello se debe macerar la planta, que tiene la forma de un tronco, y luego hervirla por unas cuatro horas.

Luego, en los consultorios de los poné tsáchilas se realiza una ceremonia para preparar a los chamanes que presidirán la toma de la ayahuasca.

Para ello, el poné más fuerte les realiza una limpia con trago y hierbas para eliminar las malas energías y los pensamientos perversos.

Después se les debe colocar en la frente achiote y formar un círculo. Para los tsáchilas ese fruto significa conocimiento, salvación y reconocimiento. “El círculo rojo les abrirá la mente e impedirá que los malos espíritus los dominen en el ritual”, señaló Calazacón.

Unos minutos después el poné debe ofrecer a sus discípulos el nepi. Calazacón afirma que luego del ritual, el nepi no causa estragos en los chamanes. En los turistas y los tsáchilas que no son chamanes los induce a un sueño profundo en el que se encontrarán con sus miedos , descubrirán sus anhelos y las fortalezas.

Este ritual se realizó en la noche del Viernes Santo. Ahí, los turistas pudieron ser parte del ritual en el centro cultural Mushily Abraham Calazacón, ubicado en el kilómetro 7 de la vía Santo Domingo - Quevedo.

Una vez que el sueño terminó, en la madrugada, los tsáchilas realizan el segundo ritual que consiste en un baño de purificación y florecimiento.

Debe hacerse en cascadas o ríos para que al fluir el agua se alejen las malas energías y el dios del agua fortalezca el carácter de los ritualistas y les dé buena suerte.

Al salir del agua se inicia la fiesta Kasama, que es una celebración en la que los tsáchilas comparten su comida, bailan y tocan los instrumentos. Además, los novios aprovechan para comprometerse o casarse después de los rituales.

Eso, debido a que iniciarán un año nuevo fortalecidos por los rituales. Aunque este año no hubo casamientos en la nacionalidad. “El próximo año se hará un ceremonia de casamiento con la aprobación de las autoridades”, dijo Calazacón.

La mañana del sábado finaliza el ritual con una conversación en grupo. Ahí los tsáchilas y turistas pueden contar sus sueños o alucinaciones y los chamanes les explican el significado.

Por ejemplo, hay personas que sueñan con una mujer que aparece en las cascadas o en el agua. Ella es la diosa del agua, quienes logren verla tendrán una vida tranquila y con la abundancia de los ríos, según la cosmovisión tsáchila.

El exgobernador tsáchila Héctor Aguavil afirmó que las alucinaciones también pueden mostrar dolencias espirituales o físicas. Hay personas que abrazan a los árboles mientras están bajo los efectos del nepi. Eso podría demostrar carencia de afecto o problemas personales que no se han logrado solucionar.

Para Aguavil, el nepi y los rituales ayudan a las personas a relajarse y les da claridad para enfrentar el futuro.

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