El Chocó Andino de Pichincha tiene una atractiva ruta del cacao

Los turistas también experimentan entre el sabor del cacao CCN51 y el fino de aroma, para diferenciarlo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Los turistas también experimentan entre el sabor del cacao CCN51 y el fino de aroma, para diferenciarlo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

Pedro Saavedra (der.) muestra las variedades de cacao que tiene en Chicao, la finca que administra. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

La producción cacaotera del noroccidente de Pichincha es otro atractivo turístico que emerge en la zona y que se suma a los atractivos naturales de cascadas, orquídeas y rutas de avistamiento de aves.

Según José Valdivieso, director ejecutivo de la fundación Conservación y Desarrollo, en el Chocó Andino pichinchano se tienen codificados árboles de cacao que superan los 100 años de antigüedad, alrededor de los cuales trabajan 2 000 productores cacaoteros, haciendo de esta zona del país una de las más importantes, sobre todo en la variedad de fino de aroma.

“El chocolate del Chocó Andino es especial porque tiene un sabor a frutas y a flores muy intenso, que lo diferencia del resto del mundo. A eso súmele que fue cultivado en el paralelo 0°, es decir, nunca sufrió de procesos de congelamiento y sobrevivió la gran mayoría de las plantas”, reseña.


Puerto Quito
se jacta de tener 75 de los 135 genotipos de cacao descubiertos en el mundo. La finca Chicao es una de las que se destaca en este cantón. Los recorridos se inician con una breve explicación sobre los orígenes del cacao y la ruta que siguió hasta llegar a México. El logotipo de la hacienda lleva un diseño yumbo, de los vestigios de cerámica que hallaron allí cuando empezaron a poblar la zona.

Pedro Saavedra, su propietario, destaca que los árboles que tiene están en proceso de reconocimiento especial por la organización norteamericana Heirloom Cacao Preservation. Esta los certificará como plantas patrimoniales mundiales. Su cacao, además, lleva sabores a rambután, mangostán, salak, caimito, guanábanas, naranjas, mandarinas y

En la zona de Mindo, El Quetzal y Yumbo’s Chocolate son dos emprendimientos que han trazado rutas para que los turistas conozcan de cerca sobre el cultivo del cacao fino de aroma y su procesamiento.

En catas y maridajes, se puede saborear al chocolate fusionado con café, jengibre caramelizado, hierbaluisa o con ají. Estos recorridos, que duran entre 45 a 60 minutos, se ofertan desde los USD 8. Se los puede complementar con recorridos hacia las cascadas cercanas a Mindo, rutas de aviturismo y de mariposas.

En Pedro Vicente Maldonado, en cambio, la hacienda hostería El Paraíso propone una ruta dentro de las 4 hectáreas de plantación de cacao de la variedad CCN51, de las cuales 1 hectárea, está destinada netamente al turismo.

Planchas de secado del grano de cacao, uno de los procesos que se realiza en la hacienda Yaussa. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO

“Los niños pueden admirar desde dónde sale el chocolate e incluso puedan llevarse a su casa una mazorca de cacao. Que ellos participen del proceso de molido del grano del cacao para hacer sus propios chocolates, nos permite diferenciarnos en la zona”, explica Noé Rodríguez, administrador de la hacienda. Esta experiencia se oferta en USD 10. También tiene opciones para hospedarse desde USD 45.

Valdivieso añade que la oferta en San Miguel de Los Bancos, Pedro Vicente Maldonado y Puerto Quito es tan amplia que llegan turistas internacionales en búsqueda de un tipo de sabor especial en el cacao. Los jardines de clonación de cacao del noroccidente son inigualables. Los sabores varían según el río o las plantas.

Antes de realizar el viaje, lleve loción antimosquitos, protector solar y use calzado adecuado, ya que ingresará en terreno resbaladizo.

Suplementos digitales