El príncipe Enrique y Meghan Markle anunciaron que se retirarán como miembros de primer rango de la familia real. Sin embargo, conservarán sus títulos nobiliarios. Foto: EFE.
La renuncia del príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle a sus funciones reales sacude el jueves 9 de enero del 2020 al Reino Unido, incluida una monarquía “herida” por una decisión, tildada de hipócrita por algunos, que aparentemente tomó por sorpresa incluso a la reina Isabel.
“No se lo dijeron ni a la reina”, fustigaba en portada y a plena página el diario Daily Mirror junto a una imagen de los duques de Sussex bajando sonriente unas escaleras.
“El palacio solo descubrió que Enrique y Meg renunciaban cuando la pareja publicó su comunicado”, afirmaba.
El malestar se hizo evidente poco después de que Enrique, hijo menor del príncipe Carlos -heredero al trono británico- y Meghan Markle, una actriz californiana que tuvo que renunciar a su profesión al entrar en la familia real, hicieran el jueves por la noche su chocante anuncio.
“Tenemos la intención de retirarnos como miembros de primer rango de la familia real y trabajar para adquirir independencia financiera”, lanzaron en un “mensaje personal”. Después precisaron en su página web cómo pretenden romper su relación oficial con la prensa.
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“After many months of reflection and internal discussions, we have chosen to make a transition this year in starting to carve out a progressive new role within this institution. We intend to step back as ‘senior’ members of the Royal Family and work to become financially independent, while continuing to fully support Her Majesty The Queen. It is with your encouragement, particularly over the last few years, that we feel prepared to make this adjustment. We now plan to balance our time between the United Kingdom and North America, continuing to honour our duty to The Queen, the Commonwealth, and our patronages. This geographic balance will enable us to raise our son with an appreciation for the royal tradition into which he was born, while also providing our family with the space to focus on the next chapter, including the launch of our new charitable entity. We look forward to sharing the full details of this exciting next step in due course, as we continue to collaborate with Her Majesty The Queen, The Prince of Wales, The Duke of Cambridge and all relevant parties. Until then, please accept our deepest thanks for your continued support.” – The Duke and Duchess of Sussex For more information, please visit sussexroyal.com (link in bio) Image © PA
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Pese a que el príncipe, de 35 años, y la duquesa, de 38, llevaban tiempo mostrando su incomodidad con la presión mediática y las limitaciones propias de la familia real, el anuncio tomó al país por sorpresa.
Incluido el Palacio de Buckingham quien, menos de dos horas después, aseguraba en un comunicado oficial que “las discusiones con el duque y la duquesa de Sussex se hallan en un estado precoz” y estas “son cuestiones complicadas que requieren tiempo para ser resueltas”.
Por si tenía poco con que lidiar, después de que su hijo Andrés abandonase todas sus funciones públicas debido a su amistad con el difunto pederasta estadounidense Jeffrey Epstein, Isabel II ve a sus 93 años como la familia real pierde a dos de sus miembros más populares, aunque controvertidos.
El jueves, la conmoción era tal que relegó a un segundo plano la histórica votación de los diputados británicos quienes, tras años de caos y división, debían por fin aprobar un Brexit que será realidad en tres semanas.
En su lugar, todo el país hablaba del Megxit. Y olvidaba el 38 cumpleaños de Catalina, la disciplinada y discreta esposa del príncipe Guillermo hermano -mayor de Enrique- que, llamados a ocupar algún día el trono, son el ejemplo de la perfecta pareja real tradicional.
La prensa, que afirmaba la “profunda decepción” de la Reina mientras la BBC afirmaba que la realeza se siente “herida”, comparaba incluso esta decisión con la estrepitosa abdicación en 1936 del rey Eduardo VIII -tío de Isabel- para casarse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada como Markle.
Y criticaba una voluntad de independencia financiera percibida como hipócrita. La dotación real a la que pretenden renunciar los duques de Sussex solo representa un 5% de sus gastos oficiales, ya que el resto está financiado por los ingresos privados de Carlos.
La pareja, que dijo querer dividir su tiempo a partir de ahora entre el Reino Unido y Norteamérica, afirmó asimismo que pretende seguir viviendo en Frogmore Cottage, una casa en los terrenos del castillo de Windsor, al oeste de Londres, cuya renovación se pagó con 2,4 millones de libras de dinero público.
Medios británicos se hicieron eco este 9 de enero del 2020 del anuncio del príncipe Enrique y Meghan Markle. Foto: EFE.
Seguirían además beneficiándose de un servicio de seguridad estatal.
Pero en ningún momento dijeron querer renunciar a sus títulos nobiliarios, aunque su nuevo estatuto debería permitirles, a partir de ahora, ganar dinero con sus actividades, aprovechando su relevancia mediática y social.
El príncipe Enrique, que antes de sentar cabeza era conocido como el miembro más disipado y problemático de la familia real británica, está desde muy pequeño dolido por la muerte de su madre, la princesa Diana, en 1997 en París en un accidente de tráfico cuando era perseguida por los paparazzi.
Siempre tuvo una difícil relación con la prensa y recientemente se querelló contra varios diarios asegurando que están acosando a su mujer como lo hicieron con su madre y asegurando tener que protegerla a ella y a su hijo Archie, de ocho meses.
“Sienten que la prensa les tiene manía, Enrique sigue obsesionado por lo que le pasó a su madre. No hay duda de que teme que Meghan y Archie estén, por así decirlo, atrapados de una manera similar”, dijo Richard Fitzwilliams, experto en la monarquía británica.