Daniela Peralta busca apoyo a través de redes sociales para lograr donar su riñón. Foto: Cortesía
La campaña de Daniela Peralta, para lograr que el Ministerio de Salud Pública y el Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot) le permitan donar su riñón a su cuñada Susy Hinojosa, arroja los primeros resultados.
La difusión de las fotos de ambas, promoviendo el hashtag #yotengoderechoadonar, le sirvió para que personal de la Presidencia de la República la contactara este martes 14 de abril del 2015. Según Daniela, conversaron sobre su caso y le ofrecieron ayuda y una respuesta en un plazo de ocho días.
Mientras, ella mantiene su cruzada para ayudar a su cuñada a tener una mejor calidad de vida, sin necesidad de someterse periódicamente a los tratamientos con diálisis, como lo hace desde hace cuatro meses. Susy padeció de Nefritis (inflamación del riñón) desde los 13 años y hace seis meses conoció que tiene insuficiencia renal.
Daniela considera necesario realizar el trasplante con urgencia, para que Susy pueda mejorar su condición y disfrutar con normalidad junto a su hija de 8 años de edad. Después de que la paciente y la posible donante se realizaran todos los exámenes de rigor, supieron que tienen un 30% de compatibilidad tipo 2 y Daniela está dispuesta a buscar un mecanismo que le permita hacer la cirugía lo más pronto posible.
Fernando Jiménez, médico tratante de Susy, explica que actualmente la vida de la mujer de 36 años no está en riesgo. Ha conocido pacientes que han vivido hasta 20 años realizándose diálisis periódicas. Sin embargo, la calidad de vida no es la óptima, puesto que este procedimiento suele afectar los huesos y el corazón, por ejemplo, además de los malestares normales de someterse al tratamiento. Susy escribió en su página de Facebook que nadie puede decirle lo que se siente al estar cuatro horas conectada a la máquina tres veces a la semana y los efectos de sufrir de altibajos de la presión sanguínea en el proceso.
El nefrólogo señala que el tema de la compatibilidad no es el más importante, sino el estado del órgano que será trasplantado. Además, es necesario entender mejor el tratamiento que se da a la donación de órganos. En otros países, como Estados Unidos, se promueve la donación en vida e incluso hay clubes que se dedican al tema.
En Ecuador, la Ley permitía la donación en vida a mayores de edad, de preferencia padre, madre, hijo o hermano del paciente y en casos excepcionales, hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. Daniela hubiese podido donar su riñón a su cuñada. Pero a partir del 2011, además del requisito de la compatibilidad biológica, morfológica y funcional, se requiere que el donante tenga un grado de parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad o sea cónyuge o conviviente en unión libre del enfermo.
Jiménez asegura que Daniela no fue la única familiar que quiso donarle un riñón a Susy. También lo intentaron sus padres, quienes no eran candidatos por su edad. Sus hermanos y primos no podían, debido a su salud. La única opción en el entorno cercano era Daniela.
Susy es la paciente número 444 en la lista de espera de donante del Indot, según Daniela. Diana Almeida, directora del Indot, explica que el artículo 33 de la Ley Orgánica de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células no da lugar a interpretación ni excepción y que la paciente tiene la opción de esperar a un donante cadavérico compatible.
Almeida señala que la Ley tiene una razón de ser. Se trata de un blindaje jurídico para evitar el tráfico de órganos y el turismo de trasplantes, porque, según explica, en muchos casos se ha probado “intercambios comerciales” en este tipo de situaciones. “La Ley tiene un sentido y es proteger al paciente y a los países”, dice.
La directora del Indot relató que este 14 de abril del 2015, dos niños de escasos recursos recibieron un trasplante renal en el hospital Metropolitano, pero, según informó, el procedimiento fue financiado por el Estado. En lo que va del año, se han realizado 31 trasplantes de órganos en el país y el año pasado, 128. De estos últimos, solamente 23 casos fueron de donantes vivos.
Almeida dijo que si bien Susy es la última en haberse inscrito en la lista de espera, eso no significa que será la última en recibir un trasplante. Los pacientes que tienen prioridad son aquellos cuyo estado es más delicado, los niños, las personas con discapacidad o aquellos que tienen doble vulnerabilidad. En esos casos, además del procedimiento regular se emite una alerta nacional para encontrar lo más pronto posible un donante.
Al respecto, Jiménez explicó que ese número no refleja un orden específico y que la cirugía no depende del tiempo que un paciente está en la lista, sino del procedimiento de donación que es “una especie de lotería”. La decisión de entregarle un órgano depende del tipo de sangre, lo avanzado de la enfermedad, el grado de compatibilidad y la cantidad de diálisis a la que un paciente se ha sometido.
Y debido a todo ese procedimiento, es imposible saber cuánto tiempo exactamente deberá esperar la joven para recibir un riñón de un donante cadavérico.