Nuna es una iniciativa de investigación de flora y fauna de la Amazonía ecuatoriana. Foto: Cortesía Proyecto Nuna
La cuenca del río Napo es la zona más biodiversa del país y, al mismo tiempo, una de las más amenazadas por las actividades humanas. La agricultura, ganadería, deforestación, minería y la caza son algunos de los factores que están poniendo en riesgo a la conservación de la cuenca. A esto se suma la explotación petrolera y los efectos del cambio climático que afectan a esta área que abarca las provincias de Napo, Pichincha, Pastaza, Carchi, Sucumbíos y Orellana.
Ante esta realidad, una iniciativa busca estudiar y promocionar la riqueza de este lugar, para motivar a las personas a conservarlo. El proyecto Nuna fue presentado oficialmente en el 2018. Durante este tiempo, el trabajo de campo se ha enfocado en 10 localidades representativas de la cuenca: la Reserva Narupa, Parque Nacional (PN) Llanganates, PN Sumaco Napo-Galeras, tres sitios en la subcuenca del río Curaray, las riveras de los ríos Lagarto, Aguarico y Napo, la Reserva Antisanilla y la Estación de Biodiversidad Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
La investigación ha sido liderada por 15 científicos, quienes son profesores o investigadores de la USFQ y expertos en diferentes grupos de animales, plantas, geografía y genética. Durante este primer año de trabajo, los especialistas han logrado descubrir alrededor de 12 potenciales nuevas especies y una variedad de nuevos registros para el país.
Elisa Bonaccorso, docente investigadora de la USFQ y una de las voceras del proyecto, explica que entre los principales resultados se destaca el hallazgo de cuatro posibles nuevas especies de rana.
En el caso de las hormigas también se hallaron dos posibles nuevas especies y 18 nuevos registros para el país. Los murciélagos también podrían aumentar su diversidad gracias a estos estudios, ya que se cree que podrían haber cuatro nuevas especies.
Nombre científico: Pipreola frontalis; nombre común: Hembra del Frutero Pechiescarlata. Foto: cortesía Proyecto Nuna
Además de hallar posibles nuevas especies, el estudio ha permitido realizar un monitoreo de los efectos del cambio climático en la selva amazónica. Para los científicos, estos resultados muestran la importancia de la región.
Este lugar es el hogar de pueblos indígenas ancestrales. El trabajo ha contado además con el apoyo de las poblaciones locales de la cuenca del Napo. Eso ha facilitado las expediciones en las provincias donde se desarrolla el proyecto.
Bonaccorso explica que se ha trabajado principalmente con las comunidades de Pumahurco, Pacto Sumaco, San Virgilio, Gomataon y Genepade y Ninamaru. En esta etapa, donde el objetivo del proyecto ha sido el descubrimiento biológico, el trabajo con los locales se ha enfocado en que se involucren en la investigación. Durante este tiempo, los miembros de las comunidades han apoyado como asistentes y guías de campo para estudiar aves, anfibios, reptiles, arañas, hormigas, murciélagos y monos. Sin su apoyo, el trabajo de campo no hubiera sido posible, dice la investigadora.
En el caso de las comunidades del río Curaray, el equipo del área de peces está trabajando con las personas locales en la idea de proponer una reserva hídrica en la zona. El proyecto se plantea un objetivo de conservación a largo plazo con el apoyo de las comunidades.