El ‘food truck’– una tendencia gastronómica en boga a escala global- permanece estacionado en un espacio mínimo, en las inmediaciones del parque central de Cumbayá. Este, que pertenece a Pizza Rodante, es quizás el primero en su tipo en Quito y representa un concepto culinario muy diferente a lo acostumbrado en la ciudad.
Es su colorido lo que primero capta la atención de los transeúntes. Y la posibilidad de- prácticamente- saborear una pizza bajo el cobijo de las estrellas- se ubica en un lugar semiabierto- en algunas de las mesas dispuestas a su alrededor, lo que transforma a los curiosos en clientes frecuentes.
Lanzada la ‘carnada’ y atrapado el ‘pez’, conviene entonces mantenerlo a gusto y mimarlo para que no se escape. Es una tarea poco complicada en Pizza Rodante. Tienen varias condiciones que juegan a su favor.
Primero, el ambiente. El que el espacio pueda llegar a faltar lo hace acogedor y la decoración e implementos de objetos reciclados le dan un aire descomplicado. Segundo, el menú, tan variado que los comensales tienen la oportunidad de hacer una pizza a su gusto, desde la masa, la elección de salsa y las guarniciones restantes.
Pizza Rodante ofrece cuatro tipos de masas entre ellas la opción hecha de yuca. Foto: María Isabel Valarezo / El Comercio
La carta, que tiene forma de pizza y representa (más o menos) el tamaño real de la preparación, merece un examen minucioso y pedir, en más de una ocasión, al mesero más tiempo para decidirse.
Hay pizzas clásicas, como la margarita o de solo pepperoni; veganas y vegetarianas que agrupan una buena variedad de vegetales y del ‘garage’, estas combinaciones son de autor y resultan en exóticas y nunca antes probadas fusiones. La Carbonara es una de ellas, imita en formato de pizza a la tradicional pasta italiana, incorporando salsa bechamel, queso mozzarella, pollo, tocino, albahaca, parmesano y como ‘huevo frito’ cocinado al en horno.
Otra elección de autor es la ‘Sweet and Sour’ que lleva la típica salsa pomodoro (de tomate), notas de mermelada de ají, mozzarella, salami y alcachofa. También hay opciones autóctonas, entre ellas la Criolla- fritada, ají de chochos y aguacate- y la de higos con queso azul. Son delicias poco comunes que sin dudarlo desconciertan (en el buen sentido) a las papilas gustativas.
La idea de Pizza Rodante nació de la mente de Andrés Sandoval y Juan Francisco Jaramillo. El propósito es brindar una alternativa diferente, sana y de precio accesible. Así, para garantizar de la mejor manera la calidad de sus ingredientes, uno de los socios los cuenta con una huerta propia. Allí siembran y cosechan los vegetales que se sirven en las pizzas.
De lo culinario se encargan Diego Urbina y Marta Montalvo, ellos junto con los creadores del negocio, dieron vida a las originales recetas que se exhiben en el menú. El día de la visita los chefs Pablo Cruz y Alfredo Salazar de primera elogiaron la creatividad de la carta y después de la degustación destacaron la habilidad para combinar sabores tan diferentes.
La diversidad de sabores y propuestas es el resultado de la experimentación señala Urbina, quien junto a Montalvo se encarga de alistar todos los días los insumos, en un centro de producción, y reservar los detalles finales para el ‘food truck’.
De la misma forma, la variedad se refleja en los cuatro tipos de masas– artesanal, integral, normal y de yuca (libre de gluten) y las salsas– pomodoro, bechamel y pesto, que prácticamente ningún otro lugar de la urbe ofrece. A Pablo le gustó en particular el gusto de la masa de yuca, en contrapunto con la mermelada de ají de la ‘Sweet and Sour’.
El reto de Pizza Rodante es mantener esa originalidad a flote con nuevos proyectos, como uno pasado en el que se aliaron con una empresa de embutidos y por tiempo limitado pusieron a disponibilidad del comensal nuevos ‘sabores’, incluido uno con trozo de morcilla.
Precios: USD 6-USD 8
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