Un niño ayuda en las tareas de limpieza en la playa de
Itapuama, en Brasil. Foto: EFE
La presión ambiental en América del Sur ha dejado estragos en varios sectores de la región. Chile y Brasil son los países que mayores problemas enfrentan en relación con la quema de bosques, megasequías y, recientemente, un derrame petrolero de gran magnitud en la costa atlántica.
La petrolera estatal brasileña Petrobras afirmó este viernes que el crudo derramado en altamar y que desde septiembre se extiende por más de 200 playas del noreste del país fue extraído de tres campos petrolíferos de Venezuela, aunque se desconocen las causas del vaciamiento. “Hicimos análisis en más de treinta muestras y concluimos que (el crudo) es de tres campos venezolanos. El origen del derrame es otra cosa. Lo que entendemos es que fue en la costa brasileña”, dijo en rueda de prensa en Río de Janeiro el director de Asuntos Corporativos de Petrobras, Eberaldo Neto.
Según el último balance oficial, desde el 2 de septiembre el mineral ha llegado a 238 playas de 88 municipios de todos los nueve estados del noreste brasileño, incluidas las turísticas y paradisíacas Praia dos Carneiros, en Pernambuco, y Morro de São Paulo, en el archipiélago de Cairu, en Bahía.
Hasta el momento se han recogido y descartado más de 2 300 toneladas del crudo solo en los estados de Pernambuco, Alagoas y Bahía.
Chile, además de la crisis sociopolítica del momento, también atraviesa un momento complicado en materia ambiental. En estos meses, el país austral ha atravesado por la megasequía más intensa de las últimas décadas, según lo confirmó a inicios de octubre el ministro de Agricultura, Antonio Walker.
La falta del líquido vital ha afectado a seis regiones del centro de Chile (en esta zona del país se concentra más del 75% de la población). Por ejemplo, las lluvias se han visto reducidas en más del 70 % en el valle de Putaendo, de la región de Valparaíso, declarada por el Gobierno en estado de catástrofe por sequía, y hacia donde avanza el norteño desierto de Chile, dejando como consecuencia cabezas de ganado muertas en varias carreteras.
De acuerdo con la Dirección Meteorológica de Chile, la región metropolitana de Santiago solo ha tenido 82 mm de precipitaciones en lo que va del año. Esto representa un déficit de un 75% en relación con la media anual (341,8 mm), generando problemas para los siete millones de personas que habitan allí. La ciudad y comuna más afectadas por este fenómeno es La Serena, con un déficit del 86%.
En el resto del país, la megasequía se ha traducido en afectaciones a varios sectores productivos. Según datos del Ministerio de Agricultura, en la actualidad existen aproximadamente 700 000 animales en riesgo y 370 000 agricultores reportaron pérdidas.
La situación en Chile se ha vuelto más tensa, además, con la inminente llegada de la temporada veraniega y los incendios que se desarrollan en esta época. Frente a ello, el presidente Sebastián Piñeira presentó hace unas semanas el Plan Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales, con una inversión de USD 165 millones, 5 915 bomberos y 107 aeronaves para sofocar las llamas.