Perros y cóndores compiten por el alimento

En la zona sur de Quito se ha identificado una gran población de estas aves emblemáticas del país. Se realizan monitoreos constantes en el área. Foto:  Cortesía Fabricio Narváez y Fundación Cóndor Andino Ecuador

En la zona sur de Quito se ha identificado una gran población de estas aves emblemáticas del país. Se realizan monitoreos constantes en el área. Foto: Cortesía Fabricio Narváez y Fundación Cóndor Andino Ecuador

En la zona sur de Quito se ha identificado una gran población de estas aves emblemáticas del país. Se realizan monitoreos constantes en el área. Foto: Cortesía Fabricio Narváez y Fundación Cóndor Andino Ecuador

Los perros se han convertido en los principales competidores de los cóndores en los páramos. Aunque estas aves emblemáticas del país ya enfrentaban amenazas relacionadas con la pérdida de hábitat y la cacería, ahora también tienen complicaciones a la hora de conseguir su comida, por la presencia de invasores.

El problema surge cuando no hay un control de las mascotas que viven en los poblados cercanos a los páramos. Estos canes pasan la mayor parte del tiempo fuera de sus viviendas, forman jaurías y recurren a las montañas en busca de comida. Otros se establecen allí tras haber sido abandonados. Después se reproducen sin control y se convierten en ferales, que consumen la carroña que antes estaba destinada a los cóndores.

Fabricio Narváez, biólogo de campo de la Fundación Cóndor Andino, explica que la problemática proviene de los humanos que son quienes permiten que estas áreas sean invadidas por los canes. “Traemos especies invasoras a los ecosistemas silvestres”, dice.

Narváez dice que, de acuerdo con los resultados del monitoreo ecológico en los páramos, los perros pasan junto a las carroñas el 40% del tiempo total que estas permanecen en el lugar, es decir, si el cuerpo de una vaca reposa durante 30 días en el campo, los canes son los que aprovechan la mayor cantidad de este tiempo.

Cuando se van, dejan un rezago pequeño para los animales silvestres propios de ese ecosistema, por lo que se han convertido en una de las principales amenazas del cóndor, que tiene una población reducida en el país (entre 92 y 104).

Este es un problema que se extiende a escala nacional. El biólogo cuenta que, al recorrer los páramos en busca de las aves, no ha encontrado una sola localidad, por más alejada que esté, que no tenga perros ferales o cadáveres de ganado con huellas de haber sido atacados por canes.

La mayor preocupación surge en zonas importantes para el cóndor andino, como las partes aledañas a la Reserva Biológica Antisanilla de la Fundación Jocotoco y al sector del Tablón, en el sur de Quito, donde se ha identificado una agrupación significativa de estas aves y de sitios de anidación prioritarios para la existencia de la especie.

Michael Moens, director de Conservación de Fundación Jocotoco, cuenta que la semana pasada bajaron 28 cóndores a comer una carroña que fue colocada en Antisanilla. Esto es casi un tercio de la población de esta ave en el país.

Aunque en esta zona hay una gran cantidad de cóndores, la presencia de los perros también ha sido evidente en las exploraciones de campo. En las cámaras trampa que están colocadas en el lugar se han capturado imágenes de canes que suben desde los poblados ubicados en las partes bajas y consumen la carne.

Entre las acciones que se están haciendo para contrarrestar la problemática, la fundación Jocotoco ha retirado a los perros que habitaban en la parte superior de la reserva. También se han hecho campañas de esterilización junto con el Instituto de Medicina de la Conservación Tueri y los miembros del Grupo de Trabajo del Cóndor Andino.

En la última jornada de esterilización realizada en Píntag se logró la operación gratuita de alrededor de 100 perros. “Esta es una forma de que las personas tomen conciencia del problema”, dice Moens.

Hasta el momento, los especialistas no han identificado enfrentamientos directos entre los cóndores y los perros, pero no descartan que esta interacción pueda ocurrir en el futuro o que los canes afecten a los nidos y a los polluelos. Actualmente, solo uno de los 13 nidos del país está activo.

Para conocer más sobre el estado de conservación de los cóndores, este fin de semana se llevó a cabo el segundo censo nacional de esta ave andina. Esta semana se entregarán resultados parciales.

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