Un estudio publicado en la revista Science Advances muestra evidencias de que el océano ocupó la selva de América del Sur. Foto: EL COMERCIO
Al observar la Amazonía, el bosque tropical más extenso del mundo, es difícil imaginar que alguna vez pudo haber estado cubierto por el mar. Pero un estudio publicado este mayo 2017 en la revista Science Advances revela que esto ocurrió, incluso, en más de una ocasión.
La controversia de que el mar inundó esta zona en el pasado ha sido un tema de debate. Por un lado están quienes creen que la Amazonía no tuvo ninguna influencia marina y, en el otro, están los investigadores que apoyan la teoría de que esta zona fue ocupada por agua salada del Caribe.
Carlos Jaramillo pertenecía al primer grupo, hasta que halló las evidencias que, según sus estudios, prueban lo contrario. Desde hace más de nueve años, este investigador del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá se dedicó a recopilar información que revela en el estudio Miocene Flooding Events of Western Amazonia.
Jaramillo explica que, junto a su equipo, utilizaron los núcleos de roca, que son una especie de pozos, ubicados en la cuenca de Llanos, en el este de Colombia, y las cuencas de Leticia, en el noreste de Brasil.
Con esto, se pudo tener un registro continuo de la roca a través del tiempo y de los cambios que se han producido en los últimos 20 millones de años, cuando empezó la época del Mioceno.
Se tomaron pedazos de roca de estos núcleos, se los trituró y usando ácidos se destruyó la materia inorgánica y se recuperó la orgánica. Esta última fue puesta en microscopios para poder contar los grados de polen y de dinoflagelados, y dependiendo de la cantidad de cada uno, determinar si hubo bosques o agua salada.
Además, se encontró en el núcleo un diente de tiburón fosilizado y un camarón mantis, que es común de los arrecifes.
Con estos resultados, halló que hubo dos intervalos muy marcados, con evidencias de que la Amazonía fue reemplazada por un océano, primero hace 18 millones de años y nuevamente hace 14 millones.
En Brasil, la primera inundación duró 200 000 años, mientras que la segunda fue de 400 000. En geología, esto es un período corto, pero para las plantas es significante. “Un árbol vive apenas de 200 a 500 años y, si por medio millón de años hubo un océano, es algo drástico”, sostiene Jaramillo.
Para Carina Hoorn, investigadora de la Universidad de Ámsterdam y de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, la Amazonía no fue un océano, fue un ambiente intermedio que no existe en la actualidad , pero no duda de que existió una influencia marina.
Hoorn ha estudiado la zona desde el año 1990, cuando empezó sus investigaciones utilizando los núcleos de rocas en Brasil. Para ella, lo importante de la publicación es que se hace un análisis detallado de los dos pozos selváticos y se logran identificar los años en los que se produjeron estos fenómenos y su duración.
Esto permite entender cómo fue el ambiente y cómo afectó a la evolución. Según la geóloga, lo complicado de conseguir datos en la Amazonía es que los puntos están a mucha distancia, debido a la naturaleza del terreno y por el costo de obtener esta información.
Actualmente -cuenta- se está trabajando en una propuesta a cargo de geólogos de la Universidad de Yachay, para hacer perforaciones académicas en el terreno ecuatoriano. Estos pozos serían las herramientas para conocer cómo fue la situación en el país.
HALLAZGOS
1. Se hallaron restos de camarón mantis, propio de arrecifes.
2. En el núcleo se encontró un diente de tiburón.
Esta especie correponde al actual linaje del pez del Caribe.
3. La imagen muestra cómo luce un alga de dinoflagelado.