El parto es también labor de hombres

Manuel Cuenca consiente a su esposa Rosa, al final del embarazo. Foto:   Paúl Rivas

Manuel Cuenca consiente a su esposa Rosa, al final del embarazo. Foto: Paúl Rivas

Manuel Cuenca consiente a su esposa Rosa, al final del embarazo. Foto: Paúl Rivas

Cuando Pedro Guamán y su hija Rosa se encontraban para cada chequeo, había palabras de cariño, besos y abrazos. Ella confía ciegamente en los consejos de su padre sobre el cuidado en el embarazo y el postparto. Entre fines de enero e inicios de febrero, Rosita, de 26 años, quiso estar cerca de don Pedro, uno de los 32 parteros registrados en Guamaní, sur de Quito.

En las últimas semanas de embarazo, cuando sentía dolor por el frío, tomaba agua de coco con albahaca y pepas de chirimoya. Ese y otros remedios son para ella alivio seguro. Pedro aprendió eso de su madre, que era partera en Riobamba. Ella murió cuando él tenía 7 años y Pedro quiso mantener la tradición.

El 9 de febrero fue a Conocoto, en donde Rosa vive y trabaja con su esposo Manuel Cuenca. Dejaron por un rato el local de frutas y verduras para ‘hamaquear’ a la mujer sobre la cama. Según Guamán, el bebé estaba mal ubicado y así no podría tener un parto normal.

Al terminar, el hombre analizó los ojos de su hija y sin dudar dijo: “Hasta el jueves ya da la luz ”. Los dolores empezaron al mediodía de ese jueves 12 de febrero. Pedro y su esposa Juana Chulli se capacitan sobre señales de riesgo en el parto. Por eso aconsejaron a su hija que si los dolores venían mientras él no estaba, debía ir a una casa asistencial. El bebé nació en el Hospital Enrique Garcés, al anochecer.

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