Este poblado azuayo está ubicado a 70 kilómetros al sur de Cuenca, en la carretera hacia Loja. Está a 2 600 metros sobre el nivel del mar. Foto: cortesía www.viajesvistalsur.com.
La parroquia Cochapata es el nuevo destino de turismo rural en Azuay. 100 familias involucradas en emprendimientos productivos iniciaron esta actividad con un grupo de 16 visitantes, el 24 de junio del 2018.
Este poblado, que está ubicado a 70 kilómetros al sur de Cuenca en la vía a Loja, es llamativo por sus paisajes, vestigios arqueológicos, viviendas de adobe y su agricultura.
Los turistas llegaron desde Cuenca. Tras visitar la iglesia, se sirvieron tortillas de trigo, rellenas de queso y una taza de café en la plaza central.
Luego fueron recibidos con un canelazo (licor preparado con agua de hierbas). “Es como retroceder al pasado”, dijo Tania Sarmiento, mientras observaba las casas de adobe y bahareque y balcones de madera.
Ellos siguieron hacia las ruinas cañaris-incas de Dumapara, que son conocidas como la puerta de entrada a una ciudad encantada.Salomón Ramón explicó que Dumapara fue el paso obligado de los incas que cruzaban de sur a norte. También respondió inquietudes de los turistas como Diego Jaramillo y Susana Klinkicht.
Las asociaciones que se dedican a la crianza de cuyes, cultivo de fresas y elaboración de tequila y horchata se organizaron hace más de tres años para impulsar el turismo. Los 100 socios recibieron capacitación para mejorar sus emprendimientos y atención al cliente, dijo el presidente del Gobierno Parroquial, Paúl Guanuche.
El apoyo final se concretó por parte de las autoridades de la Junta Parroquial, que difundieron los atractivos de la zona a través de un video. Desde mayo pasado se transmitió mediante las redes sociales y captó el interés de este grupo de visitantes.
Ellos también aprovecharon para comprar las hortalizas y frutas recién cosechadas en las propiedades de Blanca Jaya y Blanca Ortega. El clima templado es propicio para caminar, dijo en voz alta el artista cuencano, Eduardo Vega.
Así avanzaron hasta Uduzhapa, una pequeña comunidad donde hay flores campestres y senderos de pencos. Luego caminaron durante 15 minutos hasta el Cañón, otro caserío que se destaca por la tierra rojiza. Allí, prefirieron descansar sobre la arena de las riberas del río León, que cruza este territorio.
Otros aprovecharon para fotografiar el paisaje con el fondo de un puente colgante de madera. Para la azuaya Tania Sarmiento son lugares maravillosos y cercanos a la ciudad que “deben ganar espacio, con la debida promoción”.
La siguiente parada fue Ñamarín donde degustaron de los derivados de agabe (penco) y visitaron el alambique Don Capelo, que lleva 30 años produciendo el chaguarmisqui, que es una bebida elaborada con el pulque.
Al regreso se sirvieron el almuerzo que ofrecieron los socios de la Cooperativa 13 deJunio. El menú fue cuy o pollo acompañados con papas al vapor yarroz con ensalada. De postre hubo almíbar de fresas y jugo de penco y horchata.
“Fue gratificante y nos quedamos con el compromiso de volver”, dijo Diego Jaramillo, mientras se despidió con abrazos de los impulsores de esta iniciativa. El tour cuesta entre USD 15 y 30 por persona y por día, dependiendo de los servicios, como la alimentación, transporte y guía.