La obra ‘Otelo: el moro de Venecia’, puesta en escena por la compañía chilena Viajeinmóvil, es un ejemplo de dramaturgia con economía de elementos. Foto: Patricio Ramos/EL COMERCIO
¿Cómo se cuenta ‘Otelo: el moro de Venecia’ de Shakespeare con solo dos actores y dos cabezas de maniquí? Si lo hace Viajeinmóvil (la compañía chilena) la respuesta es: se cuenta de manera magistral, haciendo que la palabra dramaturgia cobre todo su sentido.
Hasta mañana, sábado 19 de septiembre, a las 19:30 en el teatro Variedades (USD 10), el público de Quito tiene la oportunidad de ver esta obra que merece el adjetivo de imperdible. Otelo ya se presentó dos veces en la ciudad –miércoles 16 y jueves 17- y en Manta; en todas las ocasiones, Jaime Lorca (Otelo y Cassio) y Teresita Iacobelli (Desdémona y Emilia) terminan su presentación siendo aplaudidos de pie.
Con una economía de recurso, que no habla de austeridad sino de genio, Lorca, en su papel de también director de la pieza, logra que el público realmente vea a cuatro y hasta a cinco personajes en acción, con solo dos actores sobre el escenario.
La simplificación de los actos y de los personajes que intervienen, sin embargo, no le quitan ni un ápice de la potencia a la maquinaria que activa los celos (el famoso ‘monstruo de los ojos verdes’, del que habla Shakespeare); por el contrario, condensa las emociones y la intriga y los celos casi se pueden ver caminar sobre el escenario. Las actuaciones de Lorca y Iacobelli, tanto en sus personajes humanos de Yago y Emilia, como al mando de las cabezas de maniquí, son impecables; más que eso, emocionantes.
Como apunta la reseña del programa de mano del festival Fiesta Escénica Quito (FIEQ), este Otelo alternativo actualiza “temas universales como los celos, la envidia, el rencor, el feminicidio…”. Mañana a las 19:30, Quito puede ver por última vez esta obra, que vale mucho la pena.