El exceso de peso es uno de los factores de riesgo para desarrollar el cáncer de mama, sobre todo en la posmenopausia. Foto: Flickr / Tony Alter
La obesidad es factor frecuente para el desarrollo del cáncer de mama. Así lo constata el informe más reciente del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, publicado en el 2015.
Para tal conclusión, los investigadores españoles estudiaron en ratones obesos la expresión de los genes implicados en las rutas que inician el cáncer. Esto lo compararon con los genes de ratones delgados y comprobaron que los procesos cancerosos se activaban en animales obesos.
¿La razón? René Muñoz, oncólogo clínico, explica que en la perimenopausia -período de transición natural hacia la menopausia-, los ovarios son los encargados de producir estrógenos. En cambio, en la posmenopausia el tejido adiposo periférico (graso) se convierte en la fuente más importante de estrógeno, sometiendo, así, a la paciente a una exposición prolongada a esa hormona.
El galeno añade que el riesgo aumenta cuando las mujeres transitan por la etapa de la posmenopausia, pero aclara que “no es una regla general”. Ese mecanismo corporal también aumenta -según el médico- el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio. “El estrógeno produce un estímulo para que se produzca un crecimiento anormal del tejido”.
De acuerdo con los expertos, a una persona se la considera obesa cuando su índice de masa corporal es igual o superior a 30 kg/m². Una persona con un peso adecuado registra 18,5. El índice de masa corporal es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla (expresada en área). Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos para su talla en metros cuadrados (kg/m²).
Basándose en ese indicador, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2009) informó que el 39% de los adultos -18 años o más- (un 38% hombres y un 40% mujeres) tenían sobrepeso a escala mundial.
Jeannette Heredia, médica nutrióloga, reconoce que el actual estilo de vida de las personas es acelerado. Aun así, aconseja darse un tiempo para alimentarse bien y cumplir con el tiempo de actividad física recomendado: 150 minutos a la semana. El ejercicio más adecuado es caminar.
La recomendación de hacer deporte se sustenta en un estudio de la OMS en el que se asegura que el 21% de las muertes por cáncer de mama registradas en el mundo es atribuible a la obesidad y a la falta de actividad física, entre otros.
La obesidad y el sobrepeso, insiste Heredia, se producen por un consumo descontrolado de grasas y de carbohidratos. “La forma de alimentarse ha cambiado totalmente. Nuestro abuelos consumían productos naturales. Ahora todo es procesado o enlatado”, dice la especialista.
En la lista de nutrientes saludables están los vegetales, frutas, proteínas, hidratos de carbono y grasas de buena calidad. En la frutilla, mora o zanahoria, por ejemplo, hay un festín fitoquímico que ayuda a controlar el riesgo de contraer el cáncer de mama: tal sustancia inhibe acciones hormonales asociadas con el desarrollo de esa enfermedad.